CAPÍTULO XLV

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Habían tardado un par de horas en perfilar el plan que finalmente iban a realizar. Naira era muy meticulosa y no se andaba con rodeos cuando se trataba de hacer las cosas bien. Pox, a pesar de su apariencia más seria, tiraba normalmente más por la improvisación y eso a la chica le ponía muy nerviosa así que quería atar todos los cabos antes de ponerse a actuar.

Ella era más de tener planeado cada detalle, cada pliegue, de pensar en lo que podía salir mal y cómo podrían solucionarlo. Aunque era plenamente consciente de la imposibilidad de controlarlo todo, intentarlo la hacía sentir más segura.

Entrarían en el claro, donde las brujas parecían bien convencidas de que nadie les iba a encontrar, y Naira le daría una patada a Pox en la espalda para obligarle a avanzar. A partir de ahí, cualquier tipo de violencia que tuviera que ejercer contra él, cualquier desprecio, estaría justificado. Esa patada significaría el antes y el después en al operación.

Anunciaría que ha conseguido atrapar a un Guardián, y las brujas se volverían locas de contento. La historia de cómo lo había hecho estaba también más que acordada. Mientras decidieran qué hacer con él, Naira se escabulliría a la tienda de campaña de la primera reina de las brujas. La que había conseguido reinar precisamente por haber logrado la hazaña de hacerse con el Amuleto. Su Amuleto.

Una vez rescatado, Naira iría directa a por Pox y se escabullirían en el medio de la noche. Desde fuera, parecía un plan perfecto, sin fisuras, pero los dos eran guerreros así que sabían perfectamente que eran justo los planes más cerrados los que entrañaban más huecos ocultos. Cualquier cosa podía salir mal aquella noche.

Pox restregó un poco más de tierra en la cara de Naira, en un gesto que semejó más bien a una caricia de despedida, y se miraron a los ojos, tratando de darse confianza mutua, antes de partir. Luego asintieron, y su semblante se volvió serio, fiero, profesional.

En ese momento, se convirtieron en guerreros. A partir de ahí ya no eran amigos, ni nada que se les pareciera. Eran personas entregadas en cuerpo y alma a su misión, tal y como les habían educado.

"Firmeza, determinación, fuerza" resonaba en sus cabezas mientras dirigían sus pasos al claro del bosque.

"Fiereza, habilidad, inteligencia" seguía mientras Naira agarraba a Pox de la parte trasera de la camiseta y lo empujaba al interior del claro.

Naira concentró todas sus fuerzas en esa patada. Y el golpe que le asestó en el medio de la espalda resonó tanto que todas y cada una de las brujas interrumpieron sus fiestas para girar la cabeza y dirigirla hacia ellos. 

Los guardianes del AmuletoWhere stories live. Discover now