CAPÍTULO 2.- tercer fragmento

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—Si pones esa canción de nuevo te mataré —dijo Junior al borde de la locura—, sé que es muy triste que terminara contigo, pero escuchando esa horrible canción de desamor no hará que vuelva.


—Ella era perfecta para mí —Belial estaba en el suelo mirando el techo y contemplando su miseria—, ahora tengo un agujero en vez de corazón.


—No debiste decirle que tienes 7 años en realidad —Angel le lanzó un almohadón—, aparentas mucho más. Ella no tendría por qué enterarse de ese detalle.


—Dentro de un año podría aparentar 5 años más —dijo Belial afligido—, tenía que ponerle en sobre aviso.


—No has crecido desde hace una año —hablo Liana sin apartar su vista de su tarea—, un año entero sin cambiar físicamente, tal vez desde ahora crecerás con normalidad.


—Oh dentro de unos años ya seré un abuelo arrugado como una pasa —susurro Belial—, me cambiaran los pañales y mi papá me cremara o tal vez Bael, espero que usen mi cenizas para alimentar a un árbol.


—Creo que tu positivismo es la verdadera razón por la que te dejó —se burló Junior.


Jaime apareció en la sala de su casa.


—¿Acaso ustedes tres no tienen casa? —dijo mirando a los tres muchachos desparramados en sus muebles.


—Si, pero no tenemos una Liana que nos ayude con la tarea en ellas —sonrió Junior.


Jaime suspiro.


—Retírense, tengo que hablar con mi hija.


—Pero tío —Angel hizo un puchero—, mañana es el examen de geometría y estamos perdidos sin Liana.


Jaime los pateó afuera de su casa como cachorros abandonados. Esos tres prácticamente vivían en su casa y estaban pegados a Liana todo el tiempo. Su paciencia era puesta a prueba por los hijos menores de Alex y Alan con demasiada frecuencia y siempre arrastraban a Liana en sus travesuras.


—¿Dónde está tu madre y tus hermanos? —preguntó Jaime sentándose al lado de su hija, la cual no había despegado su mirada de su tarea todo ese tiempo.


—Mi mamá llevó a Timothee al centro comercial y los mellizos fueron de cola —Liana cerró su libro—. ¿Pasa algo?


—Tengo una buena noticia y una mala —Jaime se aclaró la garganta y Liana lo miró expectante—, pronto te pedirán que por fin te unas al escuadrón del príncipe heredero.


—¿Enserio? —Liana se alisó la falda para controlar su entusiasmo—, eso es fantástico, ¿Los convenciste tú mismo?


—Ellos creen que lo han decidido por sí solos —Jaime le dio una sonrisa maligna—, deja a los pobres que sigan pensándolo. Hazte la sorprendida cuando te lo digan.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNWhere stories live. Discover now