CAPÍTULO 8.- primer fragmento

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Liana miró extrañada a Belial y a Angel.


—Bueno, si mi papá le insiste a Belial en hacer que este intente controlar sus visiones, lo dice por algo —replicó Liana incondicional a su padre—, yo misma te he dicho muchas veces que deberías entrenar tu mente y tus poderes.


Angel la miro con mala cara.


—Estuvo en trance dos días —dijo Junior ganándole la palabra a Angel—, debería dejar que descansase antes de querer obligarlo a esforzarse de nuevo.


—De igual manera, mi papá zanco todo el asunto —Angel se encogió de hombros—, le ha prohibido a Belial intentar instigar sus visiones o dejar que mi tío o la señora Concetta le saquen sangre o lo lastimen de cualquier modo.


Liana se acomodó los lentes, recordó que Bael había dado la idea de sacar sangre de Belial para rastrear a los demonios que estaban escondidos y que serían un peligro para ellos. A ella también le había causado mucho ruido ese plan, porque hasta donde tenía entendido, la magia demoníaca no era algo que hubieran explorado a profundidad porque era una magia oscura. Además, estaba el hecho de tener que cortar a Belial para hacerlo, para que Belial sangrara tendrían que hacerle un corte con una hoja bañada en sangre angelical. Un arma que podría matarlo si lo usaban de mala manera y le causaría un dolor terrible.


Amaba a Belial como un hermano y no quería que sufriera de ningún modo, pero si su padre había sugerido la idea, es que era realmente necesario.


—Hice toda la tarea que se te acumulo estos días —sonrió Liana sonriendo para cambiar de tema—, tú concéntrate en recuperarte Belial, no te preocupes por nada más.


—¡Oye! —Junior la miró indignado—. ¡¿Por qué no nos ayudaste a nosotros?!


—Porque ustedes no están enfermos, ustedes son inútiles y vagos —le replicó Liana.


—Gracias —Belial les sonrió a los dos.


Liana se quedó unas horas más en la casa de Belial con los tres chicos. Desde hace una semana que estaba evitando a toda costa ir a la mansión de el alfa francés y ocultaba el hecho turnándose en estar en la casa de Angel y en la casa de Junior. Estos la apoyaban en su tapadera sin entender muy bien por qué lo hacía.


Pero sabía que no podía evitarlo por mucho tiempo, porque tenía un deber con él. Estuvo pensando en contarle a su padre lo sucedido, pero eso solo ocasionaría problemas graves. Su padre tomaría represalias, después toda la familia terminaría enterándose, algunos de sus primos se volverían locos y podía imaginar perfectamente a su tío Alan quemando la mansión francesa.


Lo último que ella quería era provocar daños diplomáticos, así que tenía que hablar con él para que acordaran no verse sin alzar sospechas.


Joon lo llamó sorpresivamente esa noche pidiéndole que fuera a ver a sus gatos a su casa. No confiaba totalmente en Junior para alimentarlos, Estefan se quedaría algunos días con él y no le gustaba tener personas extrañas en su casa.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNWhere stories live. Discover now