CAPÍTULO 36.- segundo fragmento

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—Ya basta —Liana detuvo su brazo—, estás ebrio. Deja que la regeneración elimine el alcohol de tu sistema para que te recuperes.


Auguste dejó la copa de vino y puso los ojos en blanco.


—Lo... lo que desees —dijo arrastrando las palabras.


Los hombres lobos también se embriagaban, normalmente necesitaban tres veces o a veces cuatro de la cantidad que noquearía a un humano. Así que Auguste debía haber acabado al menos una docena de botellas de vino para llegar a ese estado.


Liana miró de reojo, notando a los culpables de que su mate esté así. Los alfas, Isaac, Murat y Deniska, no se perdían ninguna interacción entre ellos. Se habían dado cuenta que Liana le había pedido que deje de tomar y ahora se burlaban de nuevo intentando disimularlo.


Por la diosa luna, Liana tenía ganas de estrangularlos.


Estaban divirtiéndose mucho a su costa, se supone que ella era la cumpleañera, se supone que debería estar contenta de que Auguste por fin empezara a anunciarla como su mate ante casi todos los alfas más importante de su raza. Debería estar rebosante de alegría de estar a su lado sentada, juntos y sin esconderse de sus seres más queridos.


¿Pero qué era lo que obtenía?


Un mate a punto de caerse sobre su plato por borracho y ser el centro de las burlas de casi todos los alfas. Hasta Liam se estaba destornillando de la risa de lo que sea que Deniska decía. Los veían de reojo y de nuevo soltaban risas disimuladas. Ellos también tenían varias copas encima.


—¿Debería decirles algo? —pregunto Angel a su otro lado—. Se están pasando de idiotas.


—No —Liana negó con la cabeza—, Auguste se ha metido con ellos toda su vida, tienen el derecho de molestarlo.


—Ya, pero no en tu cumpleaños —habló Belial que estaba al lado de Angel—, te están haciendo sentir mal.


—Creo que tu alfa se durmió —lo señaló Junior que estaba sentado enfrente de ellos—, ¿Cuánto ha tomado?


Liana miró a Auguste, este estaba apoyando su cabeza sobre su brazo y tenía los ojos cerrados.


Ella suspiró.


¿Dónde estaba el galán seguro de sí mismo del cual se había enamorado?


Podía entender a Auguste de alguna forma, era muy orgulloso y altanero. Esto era un golpe duro para su enorme ego.


No obstante, Liana no iba a esperar que los mayores se dieran cuenta de esto y que su padre tuviera otra razón para odiar a su mate.


—Junior —Liana lo miro a los ojos—, por favor.


THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNWhere stories live. Discover now