CAPÍTULO 31.- primer fragmento

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—¿Por qué tiene que ser un regalo tan grandioso? —pregunto Jessy moldeando la masa de galletas y poniéndola sobre bandejas para hornear—, es tu gemela, no la conozco, pero he escuchado que te quiere mucho, apuesto que cualquier cosa se sentirá feliz con tal que estés a su lado para apoyarla.


Bael retuvo una risa cruel. Era muy evidente que Jessy no tenía ni un mínimo recuerdo de su gemela, porque Gabriela estaría todo menos contenta si le llevara una simple pañalera o algún juguete cualquiera para su bebé.


Gabriela era la definición de extravagante, su misma casa era un recordatorio de eso. El maximalismo se pintaba en cada habitación de ese lugar. El lujo era su apellido y tener lo mejor era su lema.


Gracias a la llegada de ese ángel raro, el baby shower se retrasó un día y Bael tenía tiempo para conseguirle un buen regalo a su sobrina.


Tenía que ser grandioso, algo que nadie pudiera tener, algo que demostrará cuánto quería a su hermana y a su futura sobrina.


Y sobre toda las cosas, algo que haga parecer que el regalo de Estefan es cualquier cochinada barata.


¿Pero qué podría ser?


—Entonces mi hermano Angel siempre está ocupado —escucho la voz fastidiosa de Haniel—, así que me dijo que podía cuidar de Noon mientras él estuviera ocupado.


—Noon está feliz de jugar con el niño Haniel —escucho al duende—, Noon pasaba mucho tiempo solo porque el niño Angel para fuera de casa todo el tiempo desde que cumplió 15 años y Noon se aburre.


—Es genial —escuchó a su hijo—, me gustaría tener un duende algún día.


—Puedes jugar con Noon por mientras —replicó Haniel.


Entonces Bael tuvo una revelación. Ya sabía que podía regalarle a su sobrina.


—Lo siento chicos —Bael se acercó a los dos niños y al duende—, me llevó a Noon un momento.


Bael cargo a Noon como si fuera un juguete, el duende ni se movió porque estaba acostumbrado a la tosquedad de los semidemonios.


—¿Dónde te lo llevas? —preguntó Haniel a la defensiva.


—No importa, solo me lo llevare un rato y le devolveré antes de que se vayan a acostar.


Bael ignoró los reclamos de los dos niños, salió al jardín con Noon a cuestas y desapareció.


Theo repasaba la lista de los invitados de su boda, la cual sucedería algunas semanas después del nacimiento del bebé de Gabriela. Él tuvo que tomar la responsabilidad de la organización porque Taylor no quería saber nada del asunto y que de ella solo podían esperar que esté ahí presente y definitivamente no dejaría todo ese trabajo a su padre Dylan.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNWhere stories live. Discover now