CAPÍTULO 10 .- tercer fragmento

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—Me estás diciendo que mientras estamos aquí... ¿Hay un ataque a la unidad de cazadores por los radicales?


Bael miraba a Raimi.


—Mis compañeros de grupo me contaron todo porque pensaron que me uniría a ellos para matar a Taylor —explicó Raimi—, al parecer la aceptaron para que pareciera que Taylor murió en un accidente dentro de la prueba, mientras el grupo radical derroca a los altos mandos.


Bael gruño.


—¿Por qué confiaron en ti? —Aiko miro acusadora a Raimi—. ¿Cómo no sabemos que eres uno de ellos?


—Eso es lo mismo que yo me pregunto —le cuestiono Steve.


—Creían que odiaba a Taylor lo suficiente para ayudarlos —explicó Raimi—, eran dos grupos, los demás creo que fueron asesinados.


—¿De verdad derrotaste a todos juntos tú solo? —replicó Steve.


—¡No tengo tiempo para esto! —exclamó Bael.


Bael metía a todos y a él mismo dentro de un círculo de fuego y antes de que los cazadores reaccionaran los cinco se teletransportaron al Reino.


Jeremy escupió su café cuando los cinco jóvenes aparecieron en su consultorio.


Bael hizo que cuerdas mágicas sujetaron los brazos y piernas de los cazadores ilesos.


—¡Taylor! —Jeremy corrió hacia la joven ensangrentada y desorientada.


Bael sacaba su celular y empezaba a mandar mensajes.


—¿Qué demonios está pasando aquí Bael? —preguntó Jeremy mientras revisaba a Taylor.


—Estefan estará aquí con Theo en cualquier momento —explicó Bael—, Taylor necesitaba asistencia, por eso la traje aquí. Esos son sus amigos cazadores, que mi tío Jaime se encargue de ellos. Tengo que ir a rescatar al imbécil de Gerald.


El semidemonio volvió a desaparecer concentrándose en la marca mágica que dejó en Gerald. Cuando apareció a su lado no se sorprendió al encontrar el caos. Los cazadores estaban teniendo su propia batalla entre ellos. Gerald estaba escondido detrás de unas grandes cajas auxiliando a una mujer herida.


—¿Cómo no pudimos darnos cuenta? —le decía una mujer que era ayudada por Gerald porque tenía una flecha atravesada en el brazo—, estuvieron en nuestras narices todo el tiempo.


—Tenemos que buscar a Jack para ir por nuestros aprendices —Gerald le sacaba la flecha.


—Ellos estarán bien, debemos detener a estos desgraciados.


—Hatice, lo siento, pero prioridad ahora mismo es devolver a mi aprendiz entera porque si no el que estará muerto seré yo —dijo Gerald preocupado.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNWhere stories live. Discover now