CAPÍTULO 25.- segundo fragmento

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Dantalian está impresionado de aquella fosa subterránea, no era muy grande, pero estaba llena de cosas como muchos pirotécnicos, cajas de dulces, juguetes que parecían desfigurados y cosas que no sabían que eran.


—Esto era un refugio antiguo que alguien olvidó que estaba aquí —explico Dantalian—, aquí guardo las cosas que mis papás me quitarían si lo dejo en mi casa.


—¿Por qué tienes tantos cohetes? —preguntó Dantalian mirando todo con admiración.


—Uno nunca tiene pocos —replicó Haniel—, salgamos de aquí, si vamos a llamar a mi papá, no puede ver mi escondite.


Los dos niños salieron del lugar, Haniel tapó la entrada con ramas y hojas secas para que siguiera pasando desapercibido. Caminaron un poco para alejarse y no levantar sospecha.


—Dame la mano donde tienes el brazalete —le pidió Haniel—, puedo llamarlo así.


Dantalian levantó su mano y Haniel la toco, puso sus pequeños dedos por ese brazalete. El pequeño Dan se sorprendió al sentir que el brazalete empezaba a calentarse solo.


Haniel tomó aire y después gritó a todo pulmón.


¡PAPAAAAAAAAAAAA! —Dantalian quiso taparse los oídos ante el grito de Haniel—, ¡PAPÁ AUXILIO! ¡ME ATACAN! ¡OH POBRE DE MÍ! ¡SERÉ ASESINADO!


De la misma forma que lo hacía su tío Gunnar, ante Dantalian y Gunnar hubo un destello para que después alguien apareciera.


—¡¿Quién te está atacando?! —Alan apareció estrepitosamente buscando a todos lados—. ¡¿Quién se atreve a tocar a mi hijo?!


Dantalian abrió mucho la boca cuando aquel hombre se prendió en fuego y bolas gigantes de fuego aparecieron sobre ellos.


—Papa...


—¡¿Estás bien?! —Alan cargo a su hijo revisándolo de pies a cabeza—, ¿Qué te hicieron? ¿Qué te duele? ¡¿Escaparon esos bastardos?!


Dantalian estaba más que impresionado al ver que Haniel no se quemaba con el fuego.


—¡Papá! —chillo Haniel señalando a Dantalian—, ese niño necesita tu ayuda.


Alan se detuvo y el fuego de su cuerpo se extinguió. Miro a Dantalian notando su presencia.


—¿Acaso tu mocoso me has vuelto a llamar por alguna tontería? —Alan bajó con cuidado a Haniel al suelo—, cuántas veces te tengo que decir que...


Alan se quedó estático al ver a Dantalian, este lo miraba asombrado, jamás había visto a alguien usar el fuego como él. El hombre ante él era grandioso. Incluso el cuchillo que sujetaba tan fuerte se deslizó de sus manos


—¿Bael?


—Se parece mucho ¿no es cierto? —dijo Haniel.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNWhere stories live. Discover now