CAPÍTULO 7.- tercer fragmento

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—Tiene que hacerlo —Jaime miró a Belial por encima de todos—, tiene que empezar a manejar mejor sus visiones, podría estar diciéndonos algo importante. Puede ver de un modo u otro el futuro, eso sería algo que nos pueda ayudar.


Belial negaba con la cabeza.


—Es... es horrible —Belial trago saliva, estaba recostado en su cama ya que se había mantenido en reposo por dos días—, la última visión fue terrible, estuve como en trance y me causa dolor. No quiero hacer más eso.


Belial miró a Concetta, que estaba en la habitación para visitarlo.


—Mamá no quiero...


Jaime miro a Concetta, está suspiro.


—Cariño —Concetta tomó las manos de Belial—, tal vez las visiones dejen de doler si intentas controlarlas.


—Lo he intentado y solo duelen más —Belial busco la mirada de Alan, el cual estaba recostado sobre una pared con el ceño fruncido y los brazos cruzados—, papá no quiero hacer esto, realmente duele, duele mucho.


—Tienes que intentarlo Belial —insistió Jaime—, esto podría ser de mucha ayuda, podría ponernos sobre aviso de cosas importantes.


—Cariño, tu tío quiere lo mejor para ti —Concetta apretó la mano de Belial—, por favor escúchalo.


Belial miró suplicante a Alan.


—Belial sé que asusta, pero... —Jaime intentó hablar, pero fue interrumpido.


—Si le causa daño no quiero que siga haciéndolo —habló Alan sobre la voz de Jaime—, se podría hacer daño. Te prohíbo hacerte daño Belial.


Jaime miró a Alan sorprendido.


—Alan —lo reprendió Concetta—, deja de consentirlo, Belial tiene que entrenarse para el futuro como todos sus hermanos.


—Tiene 7 malditos años —gruño Alan amenazadoramente—, puede que físicamente parezca un adolescente, pero aún es un niño. Ha estado postrado en esa cama en trance por dos malditos días. Lucy y yo hemos tenido que meterle sopa en la boca para que se alimente. No pienso empujarlo a hacer algo que lo deje así de nuevo.


—Yo también soy su madre y...


—Puede que te llames a ti misma así —Alan bufo—, pero venir a verlo una vez al mes no te convierte en una.


—Dejemos descansar a Belial —habló Jaime zanjando el asunto—, no le hará bien verlos discutir.


Concetta beso en la mejilla a Belial y salió junto a los otros dos adultos.


En la salida encontraron a Angel y Haniel husmeando, intentando parecer inocentes de estar escuchando detrás de la puerta las cosas que hablaban. Alan los mandó a cuidar de Belial mientras los tres iban a la parte trasera de la casa de Alan.

THE RISE OF THE KINGDOM OF THE SUNWhere stories live. Discover now