Capítulo XV: Los Secretos Ocultos de la Tierra Vampiro

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     A Nunally le costó seguir el paso de Tagiru cuando el chico se alejó del grupo, aunque finalmente pudo conseguirlo gracias a que el chico castaño se detuvo al llegar a una zona de descanso. A media luz y en total soledad, Tagiru recargó su espalda en un muro y llamó a Gumdramon, sólo para que su amigo digital lo mirara con angustia. Incapaz de pronunciar siquiera una sola palabra, Gumdramon sólo tomó la mano de chico con fuerza. Tagiru devolvió el gesto. Esbozó una triste sonrisa cargada de impotencia, y dejó salir un pesado suspiro de liberación. Con el dorso de su mano enjugó sus lágrimas y decidió llamar a toda su fuerza de voluntad para seguir manteniendo la esperanza.

—Después de todo lo que sucedió en Britannia, esperaba que nunca fuera necesario ver morir a alguien más —confesó el muchacho con un dejo de tristeza—. Gumdramon... ¿Crees que Hideaki estará más seguro en el Campo del Infierno, que estando en el mundo real?

—Si está con nuestros amigos, no habrá razones para preocuparnos, Tagiru —sonrió Gumdramon—. Y pronto nos reuniremos con él. Sólo nos quedan seis de los Siete Reinos. Y después de vencer a Leviamon, derrotar a cualquier Señor Demonio será pan comido.

— ¡Tagiru! ¡Al fin te encontré!

Nunally tuvo que detenerse para tomar un poco de aire cuando al fin se encontró frente al muchacho. Sus piernas fallaron en el último instante, causando que la chica se tambaleara un poco. El muchacho la tomó por los hombros para ayudarle a mantener el equilibrio. La chica respondió con una cálida sonrisa. Al recuperar la fuerza en sus piernas, Nunally pudo mantenerse de pie sin que Tagiru estuviera sujetándola.

— ¿Qué haces aquí, Nunally? —Preguntó el chico—. ¿Por qué no te has quedado arriba con los otros?

—Bueno, tú te alejaste de los demás y estaba preocupada por ti —respondió la chica encogiéndose de hombros—. Me di cuenta de la forma en que reaccionaste. En verdad te ha preocupado lo que dijo Milly a través de esa transmisión.

Tagiru suspiró. Tal parecía que ocultarle algo a Nunally era totalmente imposible.

—Es sólo que... Hideaki es uno de mis mejores amigos —confesó el muchacho intentando ocultar sus verdaderas emociones detrás de una sonrisa nerviosa—. No quiero que todo esto lo afecte también a él, ya que sólo somos nosotros quienes hemos sido llamados para resolver el problema de la Brecha Dimensional.

—Al final, todos hemos sido llamados por alguna razón. Tal vez tu amigo también debe encontrarse con su destino en este lugar... Al igual que todos lo hemos hecho. Estoy segura de que él sobrevivirá. Milly y esos sujetos que están en el Campo del Infierno podrán protegerlo. Además, Suzaku está con ellos. Si hay alguien que puede cuidar de tu amigo, es Suzaku.

Tagiru rió. Repentinamente, todo parecía poder resolverse con una simple sonrisa.

—Realmente confías en esas personas, ¿no es cierto?

—Sí —respondió Nunally sin detenerse a pensarlo—. Milly y Suzaku son personas maravillosas. Eran nuestros amigos en Britannia. Podemos confiar plenamente en ellos, te lo aseguro.

—Si Nunally lo dice, tiene que ser cierto —dijo Gumdramon—. Hideaki estará bien, Tagiru. ¡Ten confianza!

El muchacho asintió, aún cuando el pesimismo luchaba férreamente para apoderarse de sus pensamientos.

—Sí —dijo al fin—. Confiaré en ellos.

Nunally devolvió la sonrisa y aprovechó entonces para usar sus pulgares y enjugar las lágrimas que aún no habían desaparecido del todo de los ojos de Tagiru. El chico se tensó sólo por un instante, pues le tomó por sorpresa el hecho de que Nunally poseyera una piel tan fina y tan tersa. Y aquello no le pasó por alto. Se sintió incluso un poco estúpido al no haberlo notado antes, pues había tomad las manos de la chica en más de una ocasión. Y cuando Nunally terminó con lo suyo y volvió a sonreírle con esa inocencia tan propia de ella, Tagiru sólo pudo sentir que sus mejillas se tornaban de un rojo intenso.

Nene de la RebeliónWhere stories live. Discover now