Capítulo LXXV: Razielmon

57 10 21
                                    

¡Hey, hola! Les dejo en Multimedia la canción The Last Element, de Digimon Frontier, para leer la última escena, cuando todos empiezan a Digievolucionar. ¡Que lo disfruten!

     La luz cegadora de la Súper Evolución deslumbró incluso al Señor Demonio, que fue el único que decidió no demostrar que fue así. El arcángel surgió en todo su esplendor, dejando que el brillo que brotaba de su cuerpo se convirtiera, además, en una recarga de energía para los guerreros que aún se mantenían en pie. Era majestuosa. Hermosa. Divina, a pesar de su aspecto ligeramente salvaje. Incluso su voz melodiosa parecía haber salido desde los más altos círculos angelicales.

—¡... Razielmon!

Una onda de energía cálida brotó de su cuerpo al terminar de decir su nombre. Impactado, Arresterdramon miró boquiabierto al arcángel. Impactada, Meiko retrocedió. La mano de Taichi aferró la suya con mucha más fuerza para obligarla a quedarse en su sitio. Meiko tragó saliva y asintió.

—Es... hermosa... —musitó Tagiru.

—Razielmon... —repitió Meiko.

—Mierda... —se quejó Taichi—. No parece... ser lo suficientemente fuerte como para derrotar a Barbamon...

Razielmon acribilló a Barbamon con una gélida mirada al escuchar la risa del demonio. Barbamon saludó al arcángel extendiendo ambos brazos, como quien invita a recibir un abrazo.

—Bienvenida a mis dominios, Razielmon —dijo—. Aquella que está al mismo nivel de nadie más y nadie menos que Ophanimon. Aquella que conoce cada secreto del Mundo Digital. El Digimon arcángel que posee la mayor sabiduría... ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo pudiste caer tan bajo como para aliarte con los humanos? Eso, incluso para ustedes, los ángeles, es deshonroso...

La mirada gélida de Razielmon fue toda la respuesta necesaria. Con un simple movimiento de su mano, el Brave Snatcher se elevó en los aires para posarse a un lado de ella. No lo tomó, sin embargo. Sólo permaneció ahí, suspendido a la altura perfecta para que el arcángel pudiera tomarlo en cualquier momento. Al ver por el rabillo del ojo que Arresterdramon pretendía moverse, una cálida onda de energía se desprendió de Razielmon. Ella miró a Arresterdramon. Negó con la cabeza, en silencio. Arresterdramon no asintió, a pesar de que no se movió de nuevo.

Los hermosos ojos de Razielmon volvieron a fijarse sobre el demonio. Su voz, a pesar de brotar de su garganta, parecía brotar al mismo tiempo de ninguna parte.

—Eres un sucio cobarde y traicionero, Barbamon. Ocultándote en un AR Field, a sabiendas de que sólo los Appli Drivers de Minerva podrían seguirte hasta aquí. Sabiendo que, mientras ellos no consigan activar los últimos chips para convertirse en dioses, no podrían derrotarte. ¿Por qué no has salido para enfrentarlos por ti mismo? ¿Realmente dudas tanto de tu poder, Barbamon?

Como respuesta, el Señor Demonio fulminó al arcángel con la mirada. Quiso disparar una ráfaga de energía oscura. Le tomó por sorpresa que Razielmon elevara una mano, justo a tiempo para detener el movimiento de Barbamon antes de que el demonio lo completara, sin necesidad de tocarlo o acercarse a él.

La impresión de sus amigos humanos se reflejó en la exclamación que ahogaron a la vez.

—Esto se acabó, Barbamon —sentenció Razielmon—. Tú también, al igual que los otros Señores Demonio, serás juzgado por los pecados que has cometido.

Dicho aquello, los Cuadros Mágicos que poseía en ambos brazos se iluminaron. Y al exclamar su técnica, que golpeó de lleno al último Señor Demonio, dio inicio la batalla.

Nene de la RebeliónWhere stories live. Discover now