Capítulo LXVIII: Conmigo, o en mi contra - La reunión de los Protectores

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     Pocas horas pasaron antes de que Taichi decidiera que no podía quedarse con los brazos cruzados luego de su confrontación con el general azul. A pesar de que aún se sentía cansado y sin ánimos de seguir adelante hasta no tener el estómago lleno y recuperar sus horas de sueño, tuvo que ser fuerte para que Meiko e Izzy pudieran sentirse llenos de energía también. No quiso mostrar que le alegraba saber que la DigiMemory corrompida ya había sido implantada. Decidió esperar a ver los efectos de su plan maestro.

Se reunieron en silencio afuera del que debía ser el centro de comando del refugio de Ómicron. Pudieron comenzar a atar cabos al darse cuenta de que el sensor que abría la puerta había sido destruido. El impacto de la espalda de algún Digimon sanguinario lo partió en dos.

Taichi suspiró.

—Zero, Meikuumon, abran la puerta.

Usaron la fuerza bruta para que las garras de ambos Digimon lograran abrir un hueco del tamaño suficiente para que todos pudieran entrar. La puerta permaneció abierta. No quisieron cerrarla, pues la confidencialidad seguiría manteniéndose mientras los miembros del otro grupo quisieran seguir encerrados en el dormitorio.

Taichi dio los primeros pasos en la oscura habitación, pasando entre los cristales rotos de la pantalla destruída. La mesa circular estaba casi partita totalmente por la mitad. Había marcas en las paredes que delataban lo que sin duda había sido una batalla extenuante y sangrienta. Cartas con los bordes quemados adornaban el suelo, descoponéndose en Datos cada vez que los pies de alguno de los Protectores pasaban por encima.

Se detuvieron en seco ante la pantalla. En donde debía estar el teclado del ordenador principal, encontraron un único sobreviviente entre un montón de circuitos inservibles.

Un teléfono móvil.

Los tres compañeros intercambiaron miradas. Izzy tomó el aparato en sus manos. La pantalla estrellada no podía dar mucho de sí. El ícono de la batería había desaparecido, y la pantalla entera estaba llena de espacios en negro absoluto. No había cobertura, por supuesto. Todas las funciones se habían vuelto locas, excepto aquello que la dueña del móvil había dejado en la pantalla, al alcance de quienes jamás podrían reencontrarse con ella.

—Un mensaje de voz —anunció Izzy.

Taichi tuvo que armarse de valor.

—Reprodúcelo —ordenó.

Izzy asintió. Pulsó el ícono en la pantalla. Extendió el brazo ante sus compañeros para que nadie pudiera perder ningún detalle.

Entre la interferencia y los espacios de ruido blanco, la voz de Rika Nonaka se hizo escuchar.

... mensaje para... Protectores... los Siete Reinos... sido derrotados... en este mundo... hay esperanza si... por nuestros amigos en el... destrucción... no para... curvatura... dimensional... el poder... otro mundo... los virus... activados... no existe... la victoria... Barbamon... muy poderoso... llegan hasta él... no... vida... yo... salir a... nunca más... lo sé...

El mensaje terminó tras un largo rato de ruido blanco absoluto. El móvil, tras haber cumplido su única función para existir en ese mundo, se apagó y se desintegró en Datos en las manos de Izzy. Los tres chicos intercambiaron miradas nuevamente. Meiko se abrazó a sí misma. Izzy agachó la mirada. Taichi la apartó también, dejándose invadir por la impotencia.

La voz de Meiko fue apenas un hilo.

—Ella... Ómicron... se sacrificó por este reino, ¿no es así...?

Nene de la RebeliónWhere stories live. Discover now