Capítulo LXXIII: El Último Señor Demonio

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     Cuando Yuu abrió los ojos, todo su cuerpo aulló de dolor. No pudo ver nada más que la oscuridad en el abismo por el que había caído. Sólo podía estar seguro de que el sitio donde yacía estaba cubierto de agua. Cuando logró incorporarse, se alegró al saber que su Xros Loader aún estaba en su poder. Lo tomó con fuerza. La pantalla se encendió. Gracias a ello pudo ver que sus amigos habían caído alrededor, y de que todos estaban inconscientes.

—Damemon... ¡Damemon...!

Corrió hacia su compañero. Lo tomó en brazos. Damemon abrió los ojos trabajosamente.

—Yuu-dame... ¿Dónde estamos-dame...?

—No lo sé... Pero seguimos vivos, y eso ya es bastante bueno.

—¿Podemos salir de aquí-dame?

—Eso espero...

Dejó a Damemon en el suelo. Fueron ambos hacia el sitio donde yacía Tagiru. Yuu tomó a su mejor amigo por los hombros para darle una sacudida. Lo abofeteó un par de veces. Tagiru abrió los ojos al fin. Se apartó de Yuu lentamente, llevando una mano hacia su nuca. Un poco de sangre quedó impregnada en sus dedos.

—Mierda, Yuu... —se quejó el muchacho, llevando una mano hacia su mirada enrojecida.

—Imbécil —respondió Yuu—. ¡Ve a despertar a Nunally!

—¿Por qué tenías que traerla, estúpido? —se quejó Tagiru.

—¿Por qué tenías que venir, idiota? —devolvió Yuu.

Se fulminaron con la mirada por unos segundos, antes de que ambos se rindieran y se cruzaran de brazos. Con todo, Yuu le dio una mano al muchacho para ayudarlo a levantarse. Tagiru corrió hacia Nunally, que yacía sobre el agua y que aún no parecía tener intenciones de despertar. Quiso intentar con delicadeza, topándose con la extraña mirada brillante de Yuujin que sólo duró un segundo. Pestañeó un par de veces, antes de sonreír y recibir al muchacho diciendo:

—Qué gusto verte aquí, Yuujin. Necesitaremos mucha ayuda.

Yuujin sonrió también.

Mientras ambos se encargaban de despertar a Nunally, Haru, y a los Protectores convalecientes, Yuu se guió con la luz del Xros Loader. El abismo no era tan infinito como parecía. Fue sencillo encontrar las paredes que los rodeaban, y que lo condujeron hacia aquella puerta de aspecto letal y demoniaco, resguardada por dos Evilmon con lanzas incrustadas en sus pechos, que se descomponían lentamente con información oscura y corrompida.

Yuu exhaló lentamente.

—¡Tagiru, mira esto!

Tagiru tuvo que llevar a Nunally de la mano, pues la chica se negó rotundamente a separarse de él. Labramon, Damemon y Gumdramon los siguieron como una sombra.

Las pupilas de Nunally se contrajeron.

La mirada de la súper estrella cambió ligeramente.

—¿Dónde estamos? —dijo.

Yuu frunció el entrecejo.

—Algo me dice que ésta es la verdadera entrada al castillo de Barbamon —respondió.

Ómicron se detuvo en seco. Su respiración se agitó. A pesar de todo, luchó por mantenerse firme ante el muchacho que seguía cubriendo el ojo contrario al que brillaba incandescentemente. Nene pudo deducirlo, pues un escalofrío la recorrió por dentro para recordarle el dolor que se sentía al sellar un contrato tan diabólico.

Nene de la RebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora