Capítulo LVIII: Corazones Destruidos y Horizontes Lluviosos

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     Lo primero que Nene sintió al recuperar la consciencia, fue la gigantesca punzada de dolor que recorrió cada rincón de su cuerpo, saliendo a través de las heridas y luego dirigiéndose hacia el ojo donde portaba el Geass. Fue por eso que, lejos de darse un momento para recuperar poco a poco la sensación de la vida, se levantó de golpe al sentir en su ojo un dolor tan fuerte que le hizo desear la muerte. Apenas pudo quejarse ligeramente y lagrimear, pues el dolor le robó la voz. Lo cubrió con una mano que se humedeció con lo que creyó que serían lágrimas, pero no fue así. Eran un par de gotas de sangre.

Tardó un par de segundos en recuperarse del todo. Al fin pudo respirar con normalidad, a pesar de que el dolor no se iba del todo. Pudo percatarse de que no se encontraba en una cama, que su espalda además dolía por haber convalecido en el suelo de piedra. Su cabello estaba suelto. Alguien le había quitado los zapatos, así como cualquier otra prenda innecesaria. Su chaqueta y el cinturón de sus pantalones cortos estaban a un lado del sitio donde ella yacía. Al intentar tomarlos, se percató de que no estaba sola. Sus amigos estaban ahí, a excepción de algunos espacios vacíos. Todos, en las mismas condiciones. Se encontraban en una cueva donde la única iluminación eran un par de fogatas.

Hacía frío, a pesar de ello.

A Nene le costó mantener el equilibrio al levantase. No podía decir con seguridad qué parte de su cuerpo dolía más. Se concentró sólo en el temblor de sus piernas, y en el mareo que la atacó por unos segundos. Logró sentirse lo suficientemente bien como para cubrirse con la chaqueta, calzarse los zapatos y colocar su cinturón en su sitio. Ató su cabello en una coleta y pasó ante sus amigos, asegurándose de que cada uno estuviese aún con vida. Supo que así era, a pesar de estar consciente de todo lo que había sucedido.

Se detuvo ante Yuu, quien tenía un par de lágrimas frescas corriendo por su mejilla.

—Yuu...

Se colocó en cuclillas ante su hermano. Tomó su mano con delicadeza, haciendo que el muchacho soltara un quejido. Abrió los ojos. Le costó un poco incorporarse. Su cabeza martilleaba incesantemente.

—Hermana...

Nene sonrió.

—Te encuentras bien... Qué alivio.

Ya no le causaba ninguna sensación extraña el hecho de decir esas palabras. A pesar de haber salido de dimensiones diferentes, se sentía tan apegada a ese chico como a su verdadero hermano.

Y Yuu pensaba de la misma manera.

—Hermana... ¿Dónde estamos...?

—No lo sé... También yo he despertado hace un momento. ¿Recuerdas...?

—Damemon... Hermana, dime que no... dime que eso no ha...

Nene aferró con más fuerza la mano de su hermano. Luchó contra el mismo torrente de emociones. Asintió, tratando de contener el llanto.

—Sí... Pero debemos esperar a que los demás despierten. Estoy... segura de que habrá alguna forma de remediarlo.

—Daemon los... aniquiló a todos...

—Pero nosotros estamos vivos, Yuu. Y si Daemon no se decidió a aniquilarnos del todo, tal vez... podamos hacer algo. Tenemos que esperar a que los otros despierten.

Yuu asintió a su vez, a pesar de que no estaba seguro de poder iniciar otra convesación.

—¿Quién nos ha traido aquí, hermana? No recuerdo... nada, después de que estuvimos ante él. Sólo sé que... algo estalló y...

Nene de la RebeliónWhere stories live. Discover now