Capítulo XXI: El Valor de Nuestra Amistad

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¡Hey, hola! En multimedia les dejo la canción Slash de Digimon Tamers para que escuchen mientras leen, especialmente la secuencia del final. Antes de dejarlos que sigan con la historia, les aviso que en este capítulo se habla de algunas cosas que suceden en Digimon ADN Adventure. Si no has leído esa historia, posiblemente te sientas un poco perdido. Recuerda que puedes encontrarla entre mis otras historias, por si quieres ponerte al tanto de las cosas. Eso es todo por ahora, ¡que disfruten el capítulo!

     A pesar de que había un universo de diferencia entre los respectivos niveles de Digievolución de LadyDevimon y Piedmon, la mujer demonio luchaba con ahínco sin darle a su contrincante la oportunidad de asestar la clase de golpe mortal que él tenía pensado utilizar. Pelear en un espacio tan pequeño como aquel pasillo era un tanto complicado para ellos, aunque pronto dejó de importarles. Atravesaban las paredes cada vez que recibían u golpe o asestaban el contraataque. Las espadas de Piedmon eran tan destructivas como la lanza de LadyDevimon. La resistencia de ambos era algo admirable y envidiable.

Y mientras ellos intentaban echarse mutuamente las manos al cuello, sus respectivas compañeras humanas mantenían también su propia lucha. Kira debía hacer su mejor esfuerzo para evitar que los golpes enemigos de Clarisse la dejasen lo suficientemente desvalida como para perder el control del DigiLector de color negro. La fuerza que Clarisse poseía en los puños era tal, que la sangre ya había comenzado a brotar de la nariz de la chica de las gafas de aviador. Los tirones de cabello y los zarpazos con las uñas de Kira eran su única manera de poder defenderse, a pesar del dolor que sentía y a pesar de que las puntas de sus dedos ya estaban cubiertos con la sangre de ambas chicas.

El Emblema del Valor brillaba como nunca antes, especialmente cada vez que Kira centraba sus pensamientos en la idea de salvar a su mejor amiga. Eso era lo único que le podía dar la fuerza suficiente para resistir. El anhelo de reencontrarse con Katsura era mil veces más fuerte que cualquier puñetazo.

— ¡Espadas del Triunfo!

LadyDevimon consiguió esquivar el ataque mortal de Piedmon, así como sacrificó un par de sus Datos cuando una de las espadas le causó un severo corte en la palma de la mano al conseguir atraparla por el filo. Ágilmente la tomó por la empuñadura y la utilizó como si fuese su propia arma, impactándose contra una de las espadas que Piedmon aún conservaba en su poder. La fuerza de LadyDevimon venció a la del siniestro payaso, cortando en dos la espada y deshaciéndose también de la máscara que cubría la mitad del rostro de Piedmon. Aquello hizo a la mujer acreedora a un fuerte golpe en el estómago que la lanzó al suelo sin aire. Ella se arrastró para ponerse en pie y lanzar una ráfaga de murciélagos que se encargaron de destruir el pañuelo de Piedmon que amenazaba con caer sobre LadyDevimon para aniquilarla finalmente. La lanza de la mujer demonio se dirigió a toda velocidad hacia el cuello del payaso, quien tomó a su contrincante por el brazo contrario para lanzarla contra un muro y sepultarla así con una montaña de escombros.

Mientras tanto, Kira hacía todo lo posible para mantenerse en pie a pesar de que el dolor en su hombro aparentemente dislocado era demasiado intenso. Sin importar esa sensación, ella se mantenía firme en sus convicciones y no permitía que el fuego que ardía en su corazón, y que le permitía seguir luchando, se apagase. Bastó con pensar en Takuya, en el extraño comportamiento de Agunimon, para darse cuenta de que no podía desaprovechar la oportunidad que ese encuentro le dio para obtener respuestas.

Kira tomó un trozo de escombro tan grande que apenas pudo sujetarlo con una mano, y lanzó con todas sus fuerzas hacia el rostro de Clarisse. La mujer de los fríos ojos azules consiguió esquivar el proyectil, y tan sólo acortó la distancia entre ambas para tomar a Kira por los cabellos y darle un fuerte tirón que consiguió someterla. Las gafas de aviador cayeron al suelo. Y aunque sabía que no era el momento, Kira sólo pudo pensar en que los cristales no debían romperse. No tan pronto, al menos.

Nene de la RebeliónOù les histoires vivent. Découvrez maintenant