Capítulo LXX: La reina Marianne y la caída del Protector

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¡Hey, hola! Les dejo la canción Be My Light para que reproducen mientras leen la escena del final del capítulo. ¡Que lo disfruten!

     Taichi y sus compañeros avanzaron entre la nube de Datos que quedó tras limpiar el camino. No sabían cuánto tiempo había pasado luego de la última vez que se detuvieron a descansar, pero sin duda habían luchado hasta alcanzar sus límites. Con todo, no consideraron que eso fuera una razón suficiente para detenerse una vez más. AeroVeedramon, Meikramon y MegaKabuterimon iban detrás de ellos, cuidando sus espaldas y manteniéndose alerta ante cualquier movimiento enemigo.

En la sádica miarada de Taichi se veía, además, el golpe de la traición.

Haru Shinkai no iba con ellos.

El siniestro castillo de Barbamon se erigía ante ellos, resguardado por un muro gigantesco de gruesas enredaderas oscuras y cubiertas de espinas. La energía negativa que emanaba de él era aplastante. Tanto, que podía causar escalofríos a cualquiera que siquiera le dirigiera la mirada.

Estaban aún a una distancia segura, y la imagen desmoralizadora de lo que les esperaba adentro ya estaba comenzando a torturarlos.

—No estoy segura de querer entrar a ese lugar... —dijo Meiko, abrazándose a sí misma.

—Pues no tenemos más opción —espetó Taichi—. Cierra la boca, y camina.

Meiko compartió una mirada con Izzy. Un escalofrío los invadió.

Las cosas definitivamente no estaban tomando un buen camino.

Taichi intentó dar un par de pasos más hacia el castillo. El suelo se abrió debajo de sus pies, obligándolo a retroceder. Tres Digimon siniestros surgieron del suelo, imponiéndose ante quienes pretendían invadir los territorios del último Señor Demonio.

Fantomon.

Cerberusmon.

NeoDevimon.

Taichi cerró los puños con fuerza.

—Zero —llamó—. Aniquílalos.

El lanzaimiento de la V-Breath Arrow no fue nada para Fantomon, quien con un simpe movimiento de la mano pudo desviar el ataque. Las enredaderas absorbieon la energía para volverse más gruesas y letales. Frustrado, Taichi cerró los puños nuevamente.

Los enemigos se mantuvieron en silencio, mientras el suelo se regeneraba debajo de ellos.

—Ellos deben ser la guardia de Barbamon —dijo Meiko.

—Ninguno de ellos luce especialmente intimidante —asintió Izzy—. Pero... Aún asi...

—¡Oigan, infelices! ¡Muévanse, o tendré que matarlos aquí!

Ambos quisieron evitar que Taichi siguiera avanzando hacia los enemigos. El muchacho, sin embargo, se adelantó lo suficiente para quedar fuera del alcance. Llevaba el Digivice en la mano, totalmente indispuesto a rendirse y volver sobre sus pasos.

Fantomon, Cerberusmon y NeoDevimon continuaron en silencio.

—¡Les he dicho que se muevan!

Nada.

Meiko e Izzy intercambiaron miradas nuevamente. Agitados, quisieron intervenir. No pudieron moverse, a pesar de que realmente lo intentaron.

Taichi insistió.

—Mátalos, Zero. Y será mejor que no...

Taichi no pudo terminar la frase. Quedó momentáneamente cegado por el impacto de la Garra Paralizadora de NeoDevimon. Apenas encontró la fuerza para girarse y comprobar que, al y como imaginaba, AeroVeedramon había quedado tendido en el suelo. La electricidad brotaba de su cuerpo, manteniéndolo sometido e inmovilizado. Adolorido. Incapaz de levantarse.

Nene de la RebeliónWhere stories live. Discover now