Capítulo XVI: Te Necesito

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¡Hey, hola! Antes de que lean el capítulo debo hacer la advertencia de siempre, especialmente porque últimamente se han unido muchos nuevos lectores. ¡Bienvenidos todos, prepárense para la sangre!

Lo que están a punto de leer contiene una escena sexual. Y no será la primera, ya que todavía nos faltan dos. Entre ellas, la escena Nene x Lelouch que les debo desde Code Xros. Dadas las circunstancias, debo recordarles que esta clase de capítulos podría contener algo que no les guste a todos. Así que si este no es tu tipo de contenido, no te preocupes. Puedes saltarte esa escena, ya que no afectará en casi nada al transcurso de la historia. Aunque si decides quedarte, créeme que no te arrepentirás.

Por último, en Multimedia les dejé una canción que deben reproducir cuando Akari y Taiki comienzan a besarse, y es la misma que acompaña la escena. La canción es Rindou no Hana, de Eri Aoi. Mil gracias a Sue167 por habérmela mostrado.

Y eso es todo por ahora. ¡Disfruten el capítulo!


     Katsura cayó al suelo cuando BelleStarmon terminó con la rutina de tortura. La pobre chica se había convertido en nada menos que un remedo de carne y huesos inservibles que sollozaba y musitaba súplicas de vez en vez. No tenía idea de dónde estaba su amigo digital, Keramon, pero vaya que deseaba que él estuviera muerto si con eso podía asegurarse de que su amigo no padecía una tortura semejante a esa.

Escuchó que los pasos de BelleStarmon salían de la mazmorra donde la mantenían encerrada. Se arrastró entonces hasta llegar al único rincón hasta donde las cadenas de sus muñecas y sus tobillos se lo permitían. Se hizo un ovillo en el suelo e hizo todo lo posible para enjugar la sangre que corría por las comisuras de sus labios y que también brotaba de sus fosas nasales. El dolor en las heridas que cubrían su cuerpo entero era tan intenso que cualquier miserable movimiento podía condenarla a horas y horas de suplicio. Y es que BelleStarmon aplicaba fuerza especialmente excesiva a la hora de utilizar el látigo.

—Kira... —musitó la desolada chica, hundiéndose en su propia miseria—. K-Kira... No vengas aquí... N-nunca vengas aquí...

No quería decirlo en realidad, pero su espíritu ya estaba por demás apagado.

Si su muerte era lo único capaz de proteger a Kira y de evitar que su mejor amiga tuviese que luchar contra BelleStarmon, entonces sólo esperaba que ese momento llegara pronto.

Por supuesto, sabía que no sería así. Se había convertido en un títere con fecha de caducidad. Y no moriría. No todavía, al menos.

Rompió en llanto, sintiendo que sus espasmos le causaban fuertes oleadas de dolor.

Katsura Shinyuga, si es que lograba salir de ese encierro, jamás volvería a ser la misma.

Todos en el refugio de Meiko estaban tan exhaustos, que la idea de poder ducharse con agua caliente les sentó de maravilla. Vestidos con ropas limpias y sintiéndose quizá doblemente cansados, Meiko trasladó a sus nuevos amigos hasta un espacio donde todos fueron recibidos con un gran banquete.

Cortesía de Sigma y Omega, según rezaba una pequeña tarjeta holográfica.

Pero mientras todos sus amigos se encargaban de recuperar sus energías y de llenar sus estómagos para luego ir a dormir durante, al menos, doce horas consecutivas, hubo alguien que decidió rezagarse del grupo. Sin causar revuelo, y sin llamar la atención del Digimon King siquiera, el general del Xros Heart le pidió a Meikuumon que lo condujera hasta los dormitorios.

Nene de la RebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora