Capítulo XLVII: El Secreto del Code Xros

68 12 6
                                    



     La casa de aspecto oriental tenía también un estilo tan tradicional que era sencillamente acogedor. Seguía chocando con la atmósfera siniestra que daba la idea de estar dentro de un monstruo como Sephirotmon, aún así. Fue por ese motivo que Mervamon y Sparrowmon no dejaron de mostrarse recelosos ante cualquier movimiento, a pesar de que el olor del exquisito té caliente quisiera colarse traicioneramente a través del sentido del olfato.

El anciano indicó una mesa al centro de la habitación, misma donde cinco tazas de té ya estaban servidas y listas para cumplir con su función. Fue el primero en ocupar su lugar, esperando pacientemente a que Nene y Lelouch intercambiaran una mirada más. Ninguno de ellos podía confiar del todo en una mesa que comenzaba a descomponerse lentamente en datos cada vez que alguien posaba sus manos sobre ella.

Con todo, ambos accedieron a colocarse de rodillas ante la mesa. Una costumbre demasiado japonesa para alguien que había crecido en un mundo diferente donde todo aquello era prohibido.

Tras toparse con un par de flores ornamentales que también se desintegraban ante el más mínimo roce, Mervamon exigió saber:

— ¿De qué se trata todo esto? ¿Quién es usted, y qué estamos haciendo aquí?

El anciano se mantuvo en silencio, dirigiéndole sólo una mirada a la guerrera. Ella frunció el entrecejo. Sparrowmon hizo otro tanto.

—No tenemos tiempo para estas cosas —insistió la guerrera—. Debemos reunirnos con nuestros amigos para vencer a Lucemon.

—El tiempo no transcurre de la misma manera estando aquí, Mervamon —respondió Genai—. Para sus amigos en el exterior, han pasado sólo unos segundos.

— ¿Cómo supo mi...?

—Es obvio que no eres la única Mervamon —respondió Nene con serenidad—, pero sólo hay un Lelouch. La pregunta sigue siendo la misma. ¿Cómo sabe quiénes somos?

Una sonrisa se dibujó en los labios del anciano.

Un gesto que a Lelouch no le pasó por alto. Y que aunque aferró con un poco más de fuerza su arma por debajo de la mesa, supo callar.

—Usted es quien nos ha llamado, ¿no es cierto? —dijo el muchacho.

—Es posible —respondió Genai—. En este momento, sólo debes saber que tengo algo importante que decirte. Y que estarán a salvo mientras permanezcan aquí.

— ¿Cómo podemos estar a salvo en un sitio que está consumiéndose en Datos? —dijo Nene—. Es un escondite inestable. Podría desaparecer en cualquier momento.

—Es una de las desventajas de ocultarme dentro de un Digimon tan dañado, Nene Amano. La ventaja, por supuesto, es que a Lucemon no le importa inspeccionar los otros ojos que conforman a Sephirotmon. Su presencia maligna es lo que ha estado contaminando a Sephirotmon, y es por eso que debemos darnos prisa. Eventualmente, esa energía maligna borrará todo lo que nos rodea.

Incómoda, Nene se removió en su sitio.

—Mi nombre ahora es Nene Amano Li Britannia.

Lelouch sonrió para sus adentros.

—Lo sé —dijo Genai—. Y también sé que no eres la misma chica que voy a mostrarles ahora.

Posó su mano sobre la mesa, activando un pequeño holograma que se proyectó frente a sus dos invitados. Para Nene fue terrible verse a sí misma, con ligeros cambios en su aspecto, cayendo inerte ante el ataque definitivo de un sádico LordKnightmon.

Nene de la RebeliónWhere stories live. Discover now