Capítulo LXI: La Revelación de Takuya

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¡Hey, hola! Les dejé la canción Shining Dreamers para que escuchen mientras dura la batalla. En en próximo capítulo tendremos, ahora sí, las pruebas de Airu y Akari, junto con Katsura, Nunally, Meiko, Mimi y Suzaku. En la última entrega tendremos las pruebas más importantes: Tagiru, Taiki, Kira, Nene y Lelouch. Recuerden que vamos en orden de relevancia dentro de la trama. Disfruten la lectura, ¡y les deseo una muy feliz Navidad!

    Zoe recorría el mismo lago en la Zona Cielo que vio al llegar de nuevo al Mundo Digital de las dimensiones mezcladas. No podía evitar fijar su atención en detalles que la perturbaban cada vez más, como la forma en que el suelo se descomponía en Datos con cada paso que daba, o el sonido inconfundible de los gritos arrastrados por el viento. Sentía escalofríos. El viento gélido se enroscaba en su cuerpo como una serpiente que sin duda era letal.

Se detuvo al llegar a la orilla. Miró su reflejo en el agua. Desconoció ese rostro demacrado, con oscuras ojeras remarcadas en su piel reseca y afectada por el paso del tiempo. Le aterró su mirada perdida. Le perturbó que el reflejo imitara todos sus movimientos.

Se sintió en un sueño.

Enjugagó su rostro, descubriendo al final que ningún reflejo le devolvía la mirada. No había nada. Ni un rostro viejo. Tampoco su verdadero rostro. Simplemente, había dejado de existir.

Buscó ayuda en su D-Scan, olvidando por un instante que no habría nada en su bolsillo. Lo único que descubrió fueron los restos de la pantalla. Sus dedos sangraron. Las gotas se diluyeron en el agua. Por un instante, tuvo la impresión de que los gritos que arrastraba el viento le pertenecían a Kazemon. A Zephyrmon. A almas puras e inocentes que se habían sacrificado por ella.

—¿Por qué...? ¿Por qué no pude hacer nada...?

Se mantuvo al borde del lago, intentando divisar el reflejo que nunca llegaría. La Zona Cielo siguió consumiéndose en Datos, dejándola sólo a ella en compañía de un lago y un gigantesto árbol seco. Su cuerpo entero comenzó a descomponerse también. Sólo pudo sentir un extraño cosquilleo recorriendo cada rincón. No hizo nada por evitarlo. Tampoco quiso enjugar las lágrimas que corrieron por sus mejillas. Sólo gotearon en el lago, creando ondas en el agua.

—No pude hacerlo... Teniendo los DigiSpirits... Alcanzando otro Nivel... ¿Ni siquiera eso es suficiente...?

Pudo haber sucumbido a la tristeza y no darse cuenta del sonido de alguien que jugaba con el agua, pero no fue así. Su mirada viajó hacia ese punto, sin que su acompañante le causara al menos un sobresalto.

Ranamon, hermosa y luciendo mucho más letal que nunca, tenía los pies dentro del agua. Esbozaba una sádica sonrisa que para Zoe comenzó a ser difusa cuando la mirada perdida comenzó a volverse parte de su realidad.

—¿Qué haces... aquí...?

La sonrisa de Ranamon creció. Incluso su mirada fue mil veces peor de lo que Zoe recordaba.

—Sin duda te has vuelto mucho más débil de lo que eran antes...

Las lágrimas siguieron brotando. Insegura, Zoe se mantuvo quieta. Pestañeó un par de veces. Cuando logró hablar, su voz se escuchó tan apagada como su existencia.

—¿Qué haces aquí...?

Ranamon no borró su sonrisa.

—Todo era más fácil cuando eran pequeños, ¿no es así? Siendo niños, no pensaban en las consecuencias. Era más fácil arriesgarse... Ahora estás tan preocupada por el futuro, que no luchas como si realmente quisieras salvar el mundo.

Nene de la RebeliónWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu