Capítulo 8

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—Cuéntalo otra vez, Joe, por favor.

Lancé a Chloe una mirada de desaprobación. No fui la única, Theresa no parecía nada contenta con el relato de cómo mi culo había acabado en la cara de Evan Lerman. De hecho, también notaba cierto enfado en su mirada cuando ésta se dirigía hacia mi. No tenía muy claro que le molestaba exactamente, qué hubiese hecho sangrar por la nariz a Evan Lerman, o simplemente que le hubiese tocado. Tampoco iba a preguntárselo.

—¿Y si mejor cambiamos de tema? —Propuso el chico, quien a pesar de las risas notaba el aura de negatividad que Theresa y yo desprendíamos—. ¿No tienes nada interesante que contarnos de las vacaciones?

Mi amiga se encogió de hombros, tocando las puntas de melena rubia oscura.

—Puede, pero nada es tan divertido como Emma sentándose sobre la cara de Evan Lerman. Seguro que ahora tiene una buenísima historia para contar en su canal de Youtube.

Eso fue suficiente. No quería montar una escena, así que opté por levantarme de la silla en el comedor de la casa de Chloe e ir a la cocina, comentando que necesitaba un vaso de agua. Me alegraba de tener a mi amiga de vuelta, pero aquel día parecía eterno. Solo tenía ganas de que acabase, irme a dormir y despertar siendo todo aquello una mera pesadilla. En fin, una chica puede soñar.

Katy se reunió conmigo en la cocina segundos después.

—No hagas caso, solo es una pequeña metedura de pata. Pronto se les olvidará.

Tomé un vaso de la alacena y me serví yo misma. Llevábamos visitando las casas de las demás desde hacía tanto tiempo que ya las notábamos propias. De hecho, el top que llevaba ese día era de Chloe. Katy se quejaba siempre de ser la única a quién no podíamos prestarle ropa porque no le valía.

—¿Olvidarse de que me senté sobre la cara de Evan Lerman? Vamos, Katy, incluso yo me reiría si no fuese porque me pasó a mí.

Me bebí el vaso de agua de un solo trago.

—Dentro de un tiempo seguro que te ríes tú también.

—Eso es lo que se dice siempre —arrugué la nariz, inconforme—. Además, creo que él se acuerda de mí.

Eso llamó la atención de Katy. Alzó las cejas y se acercó a mí.

—¿En serio?

—Me dio esa sensación.

No quería parecer presuntuosa, más bien estaba asustada. Evan Lerman no me parecía ni lo más mínimo tan maravilloso como a Theresa, otras personas del instituto, o sus seguidores. Más bien me parecía un ser un tanto desequilibrado, cargado de razones que se enfadaba a la mínima. Entendía que nuestros encuentros no habían sido los mejores, en ambos me caí encima de él, pero no reaccionó bien ninguna vez. A pesar de que las dos veces me disculpé, me sentí atacada por él.

Y aunque a la tercera va la vencida, no quería una tercera ocasión para descubrir si era realmente tan malo. Quizás entonces la que acabase sangrando por la nariz fuese yo.

—No importa, sabes que pase lo que pase yo estaré contigo para apoyarte —me consoló Katy, pasándome un brazo sobre los hombros—. Y si hay que protegerte del youtuber, yo soy tu chica.

En el comedor aún continuaban hablando de Evan Lerman. Tener un famoso en clase provocaba eso.

—Por cierto Emma, ¿sabías que el entrenador es su tío? —Me dijo Theresa, hablándome por primera vez desde que salimos de clase.

—¿En serio?

Eso explicaría la cercanía con la que le trató en gimnasia. Nos solía llamar a todos por el apellido, pero con él usó su nombre.

Besos desde la LunaWhere stories live. Discover now