Capítulo 11

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No vi a Evan Lerman durante el resto del día, ni tampoco volvió a buscarme para que le enseñara el instituto el resto de la semana. Además solo había una clase a la semana de educación física, por lo que me salvé de verlo completamente. El entrenador tampoco hizo ningún comentario al respecto, ni siquiera sobre el incidente en la cafetería. Intuía que su sobrino no le había dicho nada, o que no quería darle importancia. Sin embargo, aunque me hubiese librado de enseñarle el instituto, sabía que la guerra no había terminado.

"Ahora que hemos aclarado que fue sin querer, ¿me enseñarás el instituto?"

No fue una petición, fue su declaración de guerra inacabada.

La gente ya no hablaba solo de cómo caí de culo sobre la cara de Evan, ahora también tenían la anécdota de cómo me había cubierto de puré de patatas y carne asada en el comedor. Jason Sanders hizo honor a ello el viernes por la tarde, cuando justo antes de que el partido comenzara me gritó desde el banquillo:

—¡Eh, Emma! Tengo puré de patatas en casa, ¿te parece si hacemos un poco de sexfood?

Sabía que ponernos en primera fila había sido un error. A mi lado observé a Theresa ponerse completamente roja y Chloe abrir la boca con horror.

—¡Para eso tendría que querer tocarte, Jason! —Gritó Katy, haciéndose oír por encima de las risas de quienes teníamos alrededor.

Una pelea de gritos parecía estar a punto de comenzar, pero uno de los jugadores puso fin, acercándose a Jason y dándole un manotazo en el casco antes de que pudiera rebatir a mi amiga.

Mi corazón se aceleró cuando me di cuenta de que era Taylor.

—No seas cerdo —le dijo.

Su altura y la seriedad de su tono fue suficiente para que Jason no quisiera rebatirle. Acto seguido Taylor alzó la mirada hacia mi, y nuestros ojos se encontraron por lo que parecieron largos e intensos segundos. Movió la cabeza, y después de todo el tiempo que pasamos juntos entendí el gesto a la perfección: si había algún problema, él estaba allí.

—Jason Sanders es gilipollas —sentenció Katy, algo que todas ya sabíamos—. ¿Cómo se le ocurre decirte eso delante de Taylor, sabiendo que fue tu ex novio?

—Y que sigue enamorado de ti —puntualizó Chloe, y yo le lancé una mirada afilada—. ¿Qué? Es cierto, y Joe opina lo mismo.

Apreté los labios y miré hacia Taylor. Estaba de espaldas a nosotras, escuchando atentamente las indicaciones del entrenador para el partido.

—Él me dejó, ¿o no lo recuerdas?

—Porque pasabas más tiempo estudiando que con él —me recordó Theresa.

Sabía que tenían razón, pero dolía igual. Al principio todo iba bien, él era igual de competitivo que yo en el estudio, igual de aplicado, hasta que hubo un punto en el que, sin darme cuenta, le sobrepasé no solo en notas. Empezó a quejarse de que teníamos que hacer otras cosas además de estudiar, de que pasaba mucho tiempo ayudando a mis amigas en sus actividades extra escolares y luego no me quedaba tiempo para él, de que prefería estudiar a ir al cine un fin de semana...

Cada persona era de una forma diferente, y yo era aplicada. Al menos eso dijo Katy para consolarme. A veces, cuando estaba sola en verano, echándole de menos y recordando los momentos dulces que pasamos juntos, me pregunta si no tendría razón. Me preguntaba si de seguir así acabaría como mi madre, con trabajo, con estudios, pero sola.

"Una mujer fuerte no necesita a nadie más que ella misma en su vida", o eso decía siempre mi madre. Quizás no quisiera hablar con ella, o había aspectos en los que detestaba que nos pareciésemos, pero en ese sentido sí quería ser que fuésemos iguales. Estudiaba y trabajaba para convertirme en una mujer fuerte e independiente.

Besos desde la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora