Capítulo 30

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—Oh, Dios mío. Tienes que hacerlo. No puedes decir que no, Em.

Hundí la cabeza en mis manos y pensé "al final Evan lo va a conseguir". Estábamos en el comedor con Katy, y después de una larga semana lanzándome evasivas para que apareciese en uno de sus vídeos, parecía haber decidido pasar a una acción mayor: decírselo a mi mejor amiga. Ahora los dos querían que apareciera.

—Eso mismo pienso yo —asintió Evan, robando una patata frita de mi plato—. Es una gran oportunidad, ¿verdad Katy?

Miré a mi amiga a través del hueco de mis dedos. Ella estaba sentada frente a nosotros. Sabía que opinaba como yo acerca de la vanidad de Evan, por lo que esperaba que se pusiera un poco de mi lado.

—A ver, tanto como una gran oportunidad... —musitó pensativa, rascándose la coronilla—. Pero hay que admitir que es una idea genial.

Me desplomé. Empezaba a pensar que acabaría antes cediendo y sufriendo un par de minutos de incomodidad, intentando hablar delante de una cámara, que seguir teniendo que aguantar las peticiones. Quizás así Evan se daría cuenta de que yo no servía para ser grabada y me dejara en paz.

Mientras tanto, me decidí a cambiar de tema.

—Oye Kat, ¿cómo va la obra?

Finalmente habían decidido hacer una obra inventada por la profesora de interpretación, la Dramática. Kat había intentado explicarme de qué iba, pero no terminé de encontrarle mucho sentido. Sabía que había caballeros, castillos y una princesa guerrera, pero no había terminado de captar la trama.

—Un poco flojo, pero espero que la gente se ponga las pilas pronto. Acabamos de empezar, es normal.

—¿Cómo vas con tu objetivo de ser el ojito derecho de la Dramática?

Esperó a terminar de masticar el último trozo de su bocadillo antes de contestarme.

—Teniendo en cuenta que la protagonista principal de la obra aún no ha conseguido memorizarse la primera escena de la obra, bastante bien.

Sus ilusiones por reemplazarla el día del estreno eran enormes. Como su amiga estaba algo preocupada, pero también esperaba que tuviese la suerte de Chloe y consiguiera actuar. Con todo lo que había trabajado se lo merecía, casi más que nadie. No llegaba a mi comprensión como la Dramática no la había escogido a ella.

—El otro día Mathew Owens, intentado pintar el decorado alto, se cayó de la escalera y acabó rompiendo el cartón que haría de castillo. La Dramática estaba que echaba humo. Llevaba usando aquel decorado como cinco años. ¡Incluso tenía moho!

El tema de la obra de teatro se extendió unos minutos más, hasta que nuestro tiempo de comer terminó. La absurda idea de que apareciera en un vídeo de Evan había quedado en el olvido, por suerte para mí.

Katy fue la primera en irse.

—Acabo de ver a Jason Sanders entrando al comedor —susurró con un claro desprecio—. Me voy a clase antes de que esto vaya a mayores y acabe en el despacho de la directora por agresión a un menor.

—¡Se fuerte! —Le gritó Evan mientras ella se levantaba.

Katy elevó su dedo pulgar hacia nosotros y desapareció entre la multitud de mesas. Hacía rato que habíamos terminado de comer y la hora se nos echaba encima. Me volví hacia Evan, también guardando mis cosas.

—Nosotros también deberíamos ir a clase —comenté—. ¿Qué tienes ahora?

—Biología. Antes prefiero pegarme un tiro que ir allí.

Besos desde la LunaWhere stories live. Discover now