Capítulo 12

33.5K 3.1K 571
                                    

Una vez en su casa, Katy nos explicó que Jason había vuelto a intentar hacer bromas a mi costa, solo que yo no le había escuchado pero ella sí. Iniciaron una pelea, tal como habíamos deducido, en la que ella ponía en duda su valor como persona, hasta que llegó el final explosivo que todas conocíamos.

—¿Sabes que no eres una vaca gorda, verdad? —Dijo finalmente Chloe, amarrándose el pelo en un moño deshecho que dejaba realzar su cuello largo.

Katy la miró desde su cama. Había aprovechado para cambiarse a una ropa un poco más abrigada para la fiesta, ya que al anochecer refrescaba un poco más.

—Y si lo soy, ¿qué importa? Igualmente no tendría que usarlo como un insulto.

—Eres curvilínea y sexy, no una vaca gorda —insistió con decisión Chloe, dándose por vencida con el moño y dejando que el pelo le cayera sobre la piel. Tenía un tono caramelo envidiable—. Y Jason Sanders es gilipollas.

Theresa soltó una pequeña risa para aliviar tensiones. Ella llevaba las discusiones tan mal como yo.

—Creo que todas estamos de acuerdo con esa afirmación —añadí, robando un poco del perfume de Katy—. Así que, ¿qué os parece si vamos a la fiesta a pasarlo bien y nos olvidamos un rato del gilipollas de Jason?

El insulto sonó raro en mi boca, y Katy movió los labios en un gesto de desaprobación, probablemente pensando lo mismo. No me gustaba decir palabrotas, aunque ciertamente muchas veces las pensaba, pero ocasiones como esta las merecían. Tenía la teoría de que si las dejabas para el momento adecuado te ayudaban a relajarte. Si las usabas continuamente, como le pasaban a Chloe, acababan perdiendo su valor.

Agarramos nuestras chaquetas y nos despedimos de la madre de Katy antes de ir a la fiesta. Taylor y ella eran vecinos, por lo que podíamos ir caminando hasta la fiesta, pero Katy nos llevó en su coche, prometiendo que luego nos acercaría a Theresa y a mi a casa. Hacía tiempo que había oscurecido cuando llegamos, y por lo visto también hacia tiempo que la fiesta había comenzado. La música se escuchaba desde fuera, y había varios estudiantes del instituto merodeando y conversando en el jardín. Até con fuerza la chaqueta alrededor de mi cuerpo cuando sopló el aire fresco de la noche, y junto con mis amigas entré dentro de la casa.

Theresa se inclinó sobre mí, mirando hacia todos lados con emoción.

—¿Crees que Evan estará aquí?

Al escucharla decir aquello dos ideas vinieron a mi cabeza. Una, la rapidez con la que una se acostumbraba a una celebridad y pasaba de ser Evan Lerman, con apellido incluido, a ser simplemente Evan. Dos, que ojalá se hubiese perdido por la carretera y hubiese acabado en el pueblo vecino.

Entre las cabezas de la gente bailando, vislumbré a Tiffany. Ella también me vio a mí, y dejó se acercó corriendo a saludar.

—¡Emma, cuánto tiempo!

Me rodeó con los brazos, y las memorias del tiempo que pasé en aquella casa, estudiando con Taylor, me hicieron olvidarme de Evan Lerman. Durante el verano pensé que lo había superado, pero cada día después de volver a clase se hacía más y más difícil.

—Hola, Tiff.

Ella se separó de mí y saludó al resto de mis amigas.

—Hacía tanto que no te veía —continuó, regresando junto a mí—. Después que el idiota de mi hermano...

No terminó la frase, pero era obvio que Taylor le había contado todo sobre nuestra ruptura. Ellos dos se llevaban muy bien, y Taylor fue un gran apoyo cuando Tiffany tuvo al bebé. Durante el primer año el padre tuvo serios problemas para aceptar que le tocaba madurar y criar una hija, pero afortunadamente solo fue una crisis que pudieron superar.

Besos desde la LunaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin