Capítulo 37

26.3K 2.7K 417
                                    

Pasaron tantos días sin que Evan volviese a comentar algo sobre el examen de biología, que ya me había olvidado de él. De hecho llegué a pensar que lo había suspendido y por eso lo dejé pasar, aunque no perdía la esperanza de que algún día aprobase. Por eso cuando Evan apareció un día en el comedor con una sonrisa de autosuficiencia en la cara y diciendo que le habían dado la nota, tardé unos segundos de más en comprender de qué estaba hablando.

—Aprobé —confirmó, sentándose a mi lado—. Cinco sobre diez, pero es un aprobado.

Katy estiró el brazo sobre la mesa para chocarle la mano.

—¡Muy bien, campeón! —Le felicitó—. El siguiente un seis.

—Vayamos despacio... —contestó el chico, sacando un bocadillo de su mochila.

Observé atentamente a Evan mientras quitaba el papel que envolvía su comida. En cierto momento debió de notarlo, porque paró el bocadillo a mitad de camino hacia su boca y me miró expectante.

—Entonces, ¿qué se siente? —Pregunté.

—¿Qué se siente? —Repitió.

—Sí, al aprobar.

Bajó la comida a la mesa de nuevo. Me fijé en que su bocadillo tenía lechuga y tomate, algo que antes le costaba mucho comer. Sin embargo estos últimos días le había dado a probar de comida, que siempre incluía poco a poco, y me provocaba cierta satisfacción notar que empezaba a cogerles el gusto.

—No sé, está bien —contestó finalmente—. Confirmo que no soy tan tonto como pensaba.

A Katy se le escapó una risa, aunque más bien creo que lo hizo a posta, mostrándonos que estaba en completo desacuerdo con dicha afirmación.

—Quizás te acostumbres a partir de ahora.

Mi frase no tuvo tan buena acogida como esperaba. Sus labios se curvaron hacia abajo, en un gesto de aflicción. No quería decepcionarme y sabía que lo estaba haciendo, pero más importante, no quería ni decepcionarse ni engañarse a sí mismo.

—Emmy, ya hemos hablado de esto...

Después de eso, los tres nos quedamos en silencio por lo que fue largo tiempo. Evan retomó su tarea de comer y yo me limité simplemente a observar las sobras de mi comida. Al final fue Katy quien retomó la conversación.

—Este fin de semana he quedado con Matt para ir al cine, ¿por qué no os apuntáis?

Alcé los ojos hacia ella veloz.

—¿Matt, tu compañero de teatro? ¿Mathew Owens?

Durante lo que duró el resto de hora del almuerzo básicamente solo habló ella. Yo ya había empezado a intuir que algo pasaba con ese chico, porque desde que comenzaron los ensayos había empezado a hablar cada día más y más sobre él. Nos contó que Matt le había pedido salir esa misma mañana y ella estaba más que emocionada. Repitió muchas veces la frase "es tan mono" en un tono tan agudo que Evan acabó imitándola y ganándose un lanzamiento de cortezas de pan a su cabeza.

A pesar de tener diecisiete años, no recordaba haber conocido ningún novio a Katy. Tampoco ella nos había hablado de ningún chico, nunca. Mencionaba quiénes le gustaban, pero por lo que yo sabía, jamás había tenido pareja. Si su elección era Mathew Owens, por el momento, lo aceptaba plenamente.

Esa tarde tenía atletismo. Desde la carrera del anterior fin de semana el entrenador había comenzado a meternos más presión y nos obligaba a trabajar más duro. No era porque hubiésemos quedado mal, ¡al contrario! Martha y yo nos clasificamos entre las cinco primeras de nuestro nivel, y nos llevamos una gran sorpresa al descubrir que las nuevas integrantes del equipo eran realmente buenas. Lo que había sucedido es que el entrenador vio el potencial que había, y decidió que este sería su año. No me quejaba, es más, agradecía que por fin se volcara tanto en nosotras como con el equipo de fútbol.

Besos desde la LunaWhere stories live. Discover now