Capítulo 19

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MAMÁ: Espero que tu primera semana de clase haya ido bien. ¿Te apetece pasar las fiestas de fin de año conmigo?

Bloqueé la pantalla del teléfono y lo dejé guardado en la taquilla para ir a la clase de gimnasia. Ya contestaría más tarde. Mi madre era así, no solo hacía las preguntas a destiempo, sino que te las soltaba de golpe, esperando que tú no tuvieses ningún problema. También era planificadora. Todavía faltaban alrededor de tres meses para las primeras vacaciones por las fiestas de fin de año, pero conociéndola, necesitaba tenerlo todo organizado con un mínimo de dos, por si había cambios o variaciones inesperadas. También era cierto que ella estaba muy ocupada y un poco de organización nunca venía mal.

Me apresuré para llegar a tiempo a gimnasia. Una parte de mi no tenía demasiadas ganas de aparecer. Sabía que Evan estaría allí, y no tenía demasiado querer verlo. De hecho, le había evitado durante el almuerzo. Convencí a Katy de escabullirnos en su coche durante ese tiempo e irnos a Lemon Life, un restaurante de comida rápida orgánica que había cerca y que a mí me encantaba. No era la clase de chica que tiende a romper las normas e irse del instituto en horario escolar, pero ella sí. Tenía tantas ganas de hacer una maldad que ni siquiera cuestionó mis razones, que tampoco se las dije.

Había estado gran parte de la noche, hasta que me dormí, dándole vueltas y más vueltas a la relación falsa con Evan. Y es que, ¿por qué había aceptado? Existían múltiples razones para no fingir que salía con Evan Lerman: su fama era abrumadora y estaba tentada a borrar también el Instagram por los mensajes que me llegaban; apenas le conocía de algo más de una semana; estaba mintiendo a mis amigas; la gente continuaba mirándome por los pasillos y no sabía si algún día me acostumbraría, o si pararían de hacerlo; y la más importante, tenía que soportarlo a él.

—¡Hola, novia!

Gemí y me quedé quieta a la entrada del gimnasio al escuchar la voz de Evan llamándome a gritos desde atrás. Al volverme lo encontré avanzando a paso rápido hacia mí. ¿Dónde había quedado nuestra breve conversación sobre no llamarme novia?

—¿Qué tal el día? —Me preguntó nada más alcanzarme—. No te he visto en el comedor hoy.

Continuamos el camino dentro del gimnasio juntos. El entrenador estaba hablando con un estudiante, pero nos lanzó una mirada que tiñó mis mejillas de orgullo cuando nos vio. Ahí había otra razón más para no fingir que salía con Evan Lerman: ¡su tío era el entrenador!

—Me fui con Katy —contesté modulando mi tono. A diferencia de él, no quería que los demás se enterasen de nuestras conversaciones—. Y deja de llamarme novia, por favor...

Nos reunimos alrededor del entrenador junto el resto de estudiantes. Al igual que sucedía en los pasillos, todos nos miraban. Quise volver a la semana anterior, cuando Evan era la única persona a quien buscaban y yo una más entre la multitud de estudiantes.

Me fijé en Joe, también mirándome de reojo. Cuando se dio cuenta me saludó moviendo la cabeza y yo hice lo mismo.

El entrenador comenzó a hablar.

—Bien chicos, ¿cómo van esas energías? Espero que despiertos, porque esta clase no es una broma, aunque su nombre lo parezca. ¡Baile! Quiero que os pongáis a dar cinco vueltas alrededor del perímetro del campo de baloncesto y después forméis parejas. ¡Ya!

Su discurso de inicio de clase era tan motivador que te quitaba las ganas de moverte... Pero correr era lo mío y las ganas que tenía de escapar de aquellas miradas incrementaban la necesidad de hacerlo.

Ese día fui la primera en la clase de gimnasia en echar a correr, y lo hice realmente rápido. No me paré a ver si alguien, especialmente Evan, me seguía. Me centré en calentar mis músculos y articulaciones mediante el movimiento.

Besos desde la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora