Capítulo 26

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La novedad de Evan Lerman asistiendo a nuestro instituto, lejos de convertirse en algo del pasado, continuó despertando el interés de los estudiantes las siguientes semanas. El número de alumnos matriculados en la clase de gimnasio cambió drásticamente, y para el momento en el que nos examinamos en nuestras artes de baile éramos suficientes como para que el entrenador dividiera la prueba en dos clases consecutivas.

No solo eso, sino que el rumor de que yo era su novia se había extendido como la pólvora. Martha y Lisa ya me habían interrogado, incluso habían parado por los pasillos a mis amigas para preguntarles si era verdad. ¿No les bastaba con vernos en los pasillos juntos, o en el almuerzo? La gota que desbordó el vaso fue una mañana dos semanas después de que Evan llegase a nuestras vidas, cuando un grupo de estudiantes de un curso menor me arrinconó en el baño, fulminándome a preguntas.

—Esto es insoportable —me quejé a Katy y Theresa cuando por fin logré escapar—. ¡Querían que les diera su número de teléfono!

Me extrañaba que ninguna foto mía hubiese aparecido aún en internet, ya que prácticamente toda la escuela, incluso toda la ciudad, sabía de nosotros. Las únicas que había en la red eran las del baile de bienvenida y la que nos habían tomado en la fiesta, y en ninguna de ellas se distinguía del todo mi cara. Me alegraba de haber cerrado mis redes sociales, porque Theresa me había enseñado algún que otro comentario en la página de Evan, y sinceramente, algunas personas eran bastante desagradables.

—Haberlas mandado a la mierda y enseñado tu dedo medio —comentó ella, pasando despreocupadamente a la siguiente página de su libro.

—¡Katy! —Exclamé. No me veía haciendo eso.

La bibliotecaria nos mandó callar y apreté los labios en disculpa. Ya había acabado el día de clase, y estábamos en la biblioteca estudiando y haciendo los deberes, esperando a que Chloe saliese de su práctica con las animadoras. Tal como deseó, una de las chicas nuevas se hizo un esguince y ella cubrió su plaza. No tardaría mucho en recuperarse, pero tenía la esperanza de que al ser veterana y buena en ello, no la volvieran a poner en el equipo de sustitución.

—Yo no las culpo —dijo distraídamente Theresa, sin levantar la cabeza de los apuntes—. Si no fueras mi amiga y no me lo hubieses presentado, probablemente reaccionaría igual.

Había tomado la decisión de presentar a Evan y Theresa formalmente, aunque ella ya le hubiese abordado previamente, después de la cena con su madre. Para ellas nosotros éramos una pareja, pero la realidad ahora iba más allá: Evan y yo éramos amigos, y necesitaba que se llevase bien con mis amigas. Ese día acabó con muchas fotos y preguntas incesantes hacia Evan, pero él lo supo llevar con bastante elegancia, y no se mostró hastiado en ningún momento. Sospechaba que también le encantaba ser el centro de atención.

—Igualmente, me saca de quicio...

Como si quisiera hacer hincapié mis últimas palabras, apreté con tanta fuerza el subrayador que la tinta traspasó a la parte de atrás del folio. Suspiré, eso no iba a quedar bien.

—Tus apuntes son gloria —observó Katy con envidia—. Quisiera tener tu nivel de organización.

Miré mi folio. A algunas personas les gustaba, otros pensaban que subrayaba demasiado.Yo estaba en el primer grupo, obviamente.

—Fácil: rosa para los títulos, amarillo para las definiciones, azul para las fechas, verde para las leyes y naranja para lo que interesa, pero no tanto.

Katy parpadeó y luego sonrió, negando con la cabeza.

—Eso es super lioso, ¿lo sabías?

Me encogí de hombros. Mientras a mí me funcionase y me ayudase a estudiar, no lo vería así. Decidí dejar de pensar en los problemas que mi pacto con Evan me estaba provocando y centrarme en aprovechar el tiempo. No iba a dejar que mi media se viese afectada por él, aunque lo cierta era que pasaba tantas horas con él que no podía estudiar tanto como había planeado en el inicio.

Besos desde la LunaМесто, где живут истории. Откройте их для себя