III. Robo un mapa en ropa interior

580 95 62
                                    



Petra ahogó un grito, se revolvió inquieta y me apoyó una mano en el hombro compadeciéndome mientras quería morirme, seguro también sabría que me sangró la nariz en el colegio. Pero eso ya no importaba. Sentía que todos mis oscuros secretos habían salido a la luz. Tuve que reprimir el impulso de echarme hacia atrás y dejarlos hablando solos. No quería escuchar aquello, me sentí como la noche que escapé de casa cuando vi a mi madre hablando con el oficial de policía. Sólo recibía noticias malas allí. Si sabían que era tan peligroso como Sobe no me dejarían marchar. Contuve mis impulsos de irme y me recordé que necesitaba un mapa y que ese lugar era una biblioteca enorme.

—Está en el Triángulo, es el chico que vino con él —indicó Lusom, el soplón—. No tengo idea de lo que sea, solo sé lo que supone William, desconozco la verdadera verdad. La primera vez lo que vio lo sintió como un Cerrador, luego en Atlanta lo sintió extraño, como algo que nunca había visto, pero en Dadirucso le pareció estar cerca de un Creador y de vuelta a un Cerra. William cree que es una nueva especie de trotamundos tal como sus fuentes de La Sociedad le indicaron que existen.

—¿Y cómo es su poder? —preguntaron varios de los hombres con expresión desconcertada y murmurando frenéticos unos con otros, estaban tan pasmados y anonadados que poco les faltaba para echar a correr con los brazos en alto.

—Lo que ustedes buscan es un nombre y no lo hay. No comprendo su poder. En su presencia los portales se mueven de lugar. Lo hizo en dos ocasiones o al menos de las ocasiones que sabe William. La primera fue en su casa, en el sótano, la segunda en Atlanta, a mitad de la noche en un parque —los integrantes del Consejo retrocedieron, abrieron los ojos como platos y ahogaron gritos de asombró. Excepto el de ojos plateados que continuó con el semblante firme y con la mirada dura como metal.

—No debemos decirle lo que es —decidió terminante calmando al resto de los presentes y elevando una mano para que callen—. Cuando lo saben su poder empeora, como sucedió con William Payne, es mejor que todavía mantenga oculta esa cualidad y crea que es un Cerrador. Tranquilícense, podemos con él. Ya se encuentra en el Triángulo no hay de qué preocuparse, sólo hay que mantenerlo vigilado para que no meta a nadie en peligro.

Todos asintieron concordando en aquel punto, lo que empeoró las cosas. Petra me jaló levemente del brazo como si preguntara «¿Nos vamos?» Pero no. No podía irme. Tenía la mente embrollada, flotando en una nube de confusión. Lo único que sabía era que necesitaba el mapa y eso llevaba a que permanezca allí.

—Y una cosa más descubrí en el interior del muchacho —añadió Lusom— teme que Gartet sepa de ellos, él vio muchos maestros de artes extrañas en su vida y sabe que hacen de las suyas para enterarse de asuntos que transcurren muy lejos de su presencia. Se meten en sueños, practican rituales, hacen hechizos, entre otras cosas para averiguar lo que quieren. Él siempre lo vio en los programas de televisión como telepatía pero es consciente de que existe y es una práctica sagrada y antigua.

Lusom asintió.

—Cuando le dijeron que era un mago muy poderoso y le describieron a su nuevo enemigo el pensamiento se metió en su mente. Esta casi seguro de que Gartet los encontró, que sabe de ellos y de sus poderes. Si es que ya no sabe que tiene dos enemigos temibles de los que puede apoderarse, lo sabrá dentro de poco. Querrá usarlos o matarlos. Puede que hasta se meta en sus mentes. Porque William Payne cree que se ya se metió en la suya. Lo siente.

Petra se endureció, me pregunté si estaba al tanto de eso. El Consejo quedó en silencio y Lusom continuó con sus malas noticias.

—La Sociedad a su vez también querrá a los muchachos para defenderse de la guerra y luego continuar con su antiguo propósito y aniquilar a todos los trotamundos. Hay dos armas poderosas, una de ellas, Jonás Brown, nadie la conoce, ni comprende pero aun así la querrán. Es decisión suya cómo actuar, ojalá tuvieran el libro de Solutio para ayudarlos.

Las malas acciones de Jonás Brown [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora