II. ¡Felicidades estás perdido!

900 121 53
                                    


Me gustó que el cielo se echara a llover de improvisto a medio camino. Estaba nostálgico y el clima parecía querer acompañarme. El portal estaba sólo a unas cuadras de la iglesia. Me sorprendió con la rapidez que los edificios se esfumaron y dieron paso a los suburbios.

Sobe indicó que el portal hacia el pasaje se encontraba en Winn Park. Era un pequeño parque que rodeaba aquellos suburbios pero por la oscuridad y la copiosa lluvia que nos empapó en unos segundos, el lugar parecía el escenario de una película de terror y nosotros los chicos a punto de morir.

Descendimos por un camino del parque y evadimos la sección de juegos. Llegamos a un pequeño claro. En el centro del claro había un estanque rodeado de piedras. Las gotas de agua repiqueteaban contra el estanque que parecía una charca gigante o un lago diminuto. Flores de muchos colores estaban plantadas en el claro con caminos escalonados que conducían al estanque y habría sido un lindo sitio si fuera de día o si estuvieras allí sólo por diversión y no porque tomarías un portal hacia un mundo extraño para llegar a Cuba.

—¿Y bien? —gritó Petra por encima de la tormenta.

Sobe señaló el estanque y la lluvia recorrió el camino de su mano hacia la punta del dedo como si fuera una canaleta humana. Incluso sus cabellos de corteza hasta el hombro estaban totalmente empapados y parecían ramas escuálidas que goteaban sobre sus hombros.

—Está ahí debajo. Pero primero tú Jo, tengo algo importante que decirte. Verás, en el Triángulo te enseñan muchas cosas, hay una escuela normal, donde enseñan matemáticas y ese rollo. Pero después está la parte donde te ayudan a interactuar con otros mundos, a moverte en ellos o... a defenderte de cualquier cosa que puedas encontrar con cualquier arma.

Los cabellos de Petra se le pegaban a la cara y mi ropa parecía formar parte de mi piel. Había sacado la linterna y nos alumbraba a los tres pero no era suficiente. La lluvia caía con tanta fuerza que se veía como estática.

—Te enseñaban cosas que debes saber para ser un visitante, así se llama a los Abridores que tienen las agallas para ir de un mundo a otro —prosiguió Sobe alzando su voz sobre el chasquido de la lluvia—. Aunque eres un Cerrador de todos modos te lo enseñaré. Para empezar, la primera regla es no decir nada que no sabes. Desconoces como funciona ese mundo, sus reglas no las conoces y adivina qué todo mundo tiene reglas. Si hay vida hay reglas, aunque no estén escritas. Créeme no querrás meter la pata y que te castiguen por una razón que desconoces. Hablo por experiencia, a mi hermano lo mataron porque dijo en un mundo inhóspito y desconocido que estaba a favor de La Cendetertjenwtr...

—¿Qué? —pregunté agudizando el oído.

—A favor de la Henderec.

—¿Y eso qué es?

—La Henderic es...

—Habías dicho Henderec —lo corrigió Petra.

—¡Da igual! —se exasperó y rodó los ojos por el estanque como si ya no quisiera mirarnos—. No digas nada que no sabes o podrías meterte en problemas.

—De cuerdo —asentí.

—Bien —dijo a la vez que me arrebataba la linterna y me iluminaba con ella como si estuviera en una interrogación—. Segunda regla. No uses nada que no sea de ese mundo a no ser que tu vida esté en juego. Si hubiéramos caído en un lugar donde no exista la electricidad o únicamente haya velas o lo que sea, habrían calificado esto —sacudió la linterna— como sobre natural. En el mejor caso te hubieran confundido con una divinidad, pero mayormente creerían que eres un brujo o lo que sea que esté prohibido en ese mundo. La magia es sólo ciencia que no conoces todavía, en casi todos los mundos la magia está prohibida sólo que tienen nombres diferentes. Si te ven con una linterna podrían matarte o encerrarte. Pero para nuestra suerte creo que existe la electricidad a donde vamos. No recuerdo mucho.

Las malas acciones de Jonás Brown [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora