11

4.6K 276 46
                                    


El Kings era uno de los locales más famosos de la noche madrileña. Mi hermana María se había hecho con él después de mucho esfuerzo y muchos ahorros invertidos de su carrera como actriz. Estaba decorado con hasta el más mínimo detalle y, además, solían hacer fiestas temáticas una vez al mes en las que simulaban un lugar totalmente distinto.

Amelia y yo entramos juntas y bajamos las escaleras entre risas comentando la de gente que había ido llegando poco a poco hasta el lugar y buscando con la mirada alguna cara conocida a la que juntarnos. María nos localizó enseguida y nos informó de que había avisado a Miguel de que no nos cobrara nada de lo que pidiésemos aquella noche, pero que tampoco nos excediéramos con la barra libre. Le agradecimos el gesto y fuimos directas hasta donde estaba el camarero para pedirle un par de cervezas y así poder comenzar la noche. Le pasé una a la de rizos y me sonrió agradecida.

Decidí pasar un rato de aquella noche con cada una de las personas que había ido a acompañarme en un día tan especial para mí, aprovechando también que Amelia estaba entretenida con Marina y Mateo y que mi hermana también se acercaba a ella de vez en cuando.

El tiempo se me pasó volando y, cuando me quise dar cuenta, ya pasaban de las cinco de la mañana y el local comenzaba a vaciarse. Vi a Amelia sentada en uno de los sillones que había colocado mi hermana al fondo, con una copa en la mano mientras revisaba su móvil y me sentí mal por no haberle prestado quizás demasiada atención. Me acerqué hacia ella y besé su mejilla rápido intentando sorprenderla.

- Guapa – me dijo nada más verme aparecer por allí

- ¿Te lo estás pasando bien? – asintió – siento haberte abandonado un poquito – seguí haciendo un pequeño puchero

- No te preocupes – pasó una mano por mi mejilla, acariciándola – es tu noche y tienes que estar con todo el mundo

- Pero yo quería estar contigo

- Bueno, eso tiene solución, ¿no? – me miró con una sonrisa pícara en su rostro y yo asentí

- Me muero de ganas de poder besarte – susurré cada vez más cerca de ella

Amelia no se lo pensó dos veces, miró a cada lado asegurándose de que nadie estaba mirándonos y aprovechó para darme un corto y rápido beso en los labios.

- Marina se ha ido a casa de Mateo a dormir, ¿te apetece venir a la mía?

- No sé – dudé miedosa al saber lo que aquello podría significar, pero Amelia supo leerme enseguida

- Luisita – cogió mis manos y se las acercó hacia su regazo - sabes que no tiene que pasar nada que tú no quieras, ¿no? – me miró – solo me apetece dormir contigo, abrazadas y lo demás vendrá cuando tenga que venir

- No puedes ser más bonita ni más buena – sonreí acariciando su mano, todavía entrelazada con la mía, con el pulgar – voy a avisar a mi hermana y nos vamos

- Vale – se levantó conmigo y se encargó de recoger nuestras cosas e ir hacia la puerta en lo que yo me acercaba a la barra donde estaba mi hermana hablando con un par de clientes

Se disculpó con ellos al ver mis intenciones y salió de donde estaba para poder hablar conmigo con algo más de tranquilidad.

- María, necesito que me hagas un favor – dije nada más juntarnos – necesito que me cubras y que les digas a papá y mamá que hoy duermo en tu casa

- ¿Y eso? – se interesó y yo desvié un poco mi mirada hacia Amelia que esperaba cerca de las escaleras – ya sabía yo que esto iba a pasar. Disfruta, déjate lleva y no le tengas miedo a nada – me dejó un besó en la mejilla y se volvió a la barra

Por tus ramasWhere stories live. Discover now