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Luisita terminó de ponerse la americana frente al espejo del baño mientras adecentaba su pelo como si acabara de planchárselo. Pasé por su lado, dejé un beso en su hombro y cogí la espuma para darle aún más volumen a mis rizos y sujetarlos con una cinta del pelo parecida a la de la rubia, pero con otros colores que conjuntaban a la perfección con el vestido amarillo que había decidido ponerme desafiando así a la mala suerte.

Salí hacia la habitación para coger el bolso y me aseguré de que llevaba todo lo necesario para poder afrontar la noche sin problemas. Luisita hizo lo mismo desde la entrada del piso y en cuanto comprobamos que estábamos listas, salimos de allí con una sonrisa en los labios.

Decidimos coger un taxi sabiendo que después de nuestro entretenimiento el tiempo se había vuelto un poco en nuestra contra, y este nos dejó enfrente de Callao, donde se iba a realizar la proyección. Había mucho barullo en los alrededores y, cerca de la muchedumbre que se agolpaba para poder ver a alguno de los rostros más conocidos de la ficción española, pude ver una cara que me resultó muy familiar.

- Cariño – llamé la atención de la rubia que rebuscaba en su móvil las dos invitaciones que teníamos para el preestreno. Hizo un leve sonido para darme a entender que me estaba escuchando mientras no dejaba de observar su teléfono - ¿ese no es tu hermano Manolín? – Luisita levantó la cabeza rápidamente y llevó su mirada hasta donde le estaba indicando

- ¡La madre que lo parió! – soltó sin pensar al verlo pegándose entre la gente para colocarse justo detrás de las vallas que separaban al público de los actores - ¿pero este niño es imbécil? – no se lo pensó dos veces y fue corriendo hasta la zona para sacar a su hermano de allí. Sin embargo, al ver que estaba acompañado por una chica volvió hacia donde me había dejado completamente sola, negando con la cabeza – lo que hacen algunos por amor – soltó agarrando mi mano de nuevo – lo que yo no sé es cómo es tan tonto de no pedirle entradas a María

- A lo mejor prefería hacerse el héroe y conseguir que la chica se sacase las fotos con los actores mientras se pega con todos los demás. Es todo un Romeo – bromeé

- Lo que es, es tonto – respondió – menos mal que Inma es buena chica

- ¿La conoces? – me interesé mientras caminábamos ya hacia una puerta trasera por la que entrábamos algunos de los invitados que no teníamos que pasar por el photocall

- Sí, es una chica del barrio. Bueno, de hecho es la hermana de Mateo, el novio de Marina

- ¿Qué dices? – pregunté sin creérmelo - ¿en serio?

- Sí, sí, pregúntaselo a Marina mañana, ya verás

- Qué fuerte

Le enseñamos las invitaciones al chico que estaba vigilando la puerta y, después de revisar lo que llevábamos en nuestros respectivos bolsos, nos dejó acceder a aquellos cines con los que llevaba soñando casi desde que era pequeña.

Un camarero se nos acercó enseguida con una bandeja llena de canapés y a su lado apareció otro con una llena de diferentes bebidas por si queríamos tomar algo antes de que comenzara la película. Cogimos una copa de vino cada una y estuvimos charlando, esperando a ver si podíamos hablar con María antes de irnos a la zona de arriba donde habían asignado nuestros asientos. Sin embargo, un par de copas después, viendo que la hermana de Luisita estaba bastante ocupada, y frenándonos si no queríamos terminar viendo la película con el puntito que solía darnos el alcohol recorriendo nuestra sangre, decidimos ir hasta nuestros sitios y esperar allí a que comenzara la película.

Por tus ramasWhere stories live. Discover now