Por tus ramas

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Las luces de la sala se apagaron de golpe y la pantalla se encendió dando paso al primero de los tráiler que antecedían a la película. Amelia había decidido llevarme a ver la típica comedia romántica americana con la que pasar un rato entretenido.

La de rizos había sucumbido a mis peticiones de comprar palomitas ya que no habíamos podido hacerlo el día anterior en la proyección de mi hermana y así aprovechaba para que nuestras manos se encontraran de vez en cuando en aquel cartón y sonreírnos mientras los personajes seguían contando lo dramática que era su vida en aquel inicio.

Las palomitas no nos duraron demasiado, por lo que decidí centrar toda mi atención en la película y ver cómo los protagonistas terminaban encontrándose para encaminar todo a lo que se preveía una de esas típicas películas de amor en la que prefieren no contar lo que debería pasar después del conflicto que hace que se separen y que muestran que al final todo es felicidad. Seguía sumida en mi dualidad de pensamientos entre seguir enfrascada en aquella historia y criticarla a la vez, cuando sentí cómo la mano de Amelia se posaba sospechosamente sobre mi pierna. Giré mi cara y vi cómo me miraba sugerente y se acercaba peligrosamente hacia mi cuello.

- Amelia... - susurré viendo sus intenciones – que nos van a ver – la morena se acercó aún más a mí

- Pero si no hay nadie – contestó pasando su lengua por mi cuello y dejando algún que otro beso en la zona

- Te voy a matar – sus manos terminaron colándose por el vestido marrón de punto que había decidido ponerme aquel día y encontrando uno de los puntos a los que quería llegar

- Tu solo intenta no hacer ruido

Sus labios buscaron mi boca y su mano terminó colándose del todo a través de mi ropa interior. Sus dedos tanteaban la zona provocándome algún que otro suspiro que intentaba ahogar sobre ella, hasta que uno de ellos terminó colándose en mi interior provocándome un gemido más difícil de ocultar, pero que se vio opacado gracias al volumen de la película. Sujeté la cara de Amelia con mi mano para que sus labios no se separaran de los míos y noté cómo introducía un segundo dedo y aumentaba la velocidad. No me dio tiempo casi ni a pensar lo que estábamos haciendo, cuando sentí una oleada recorrer todo mi cuerpo, mordí con fuerza el labio inferior de la de rizos y un temblor final hizo que sacara sus dedos de dentro de mí, satisfecha por lo que había conseguido.

- Esto ha sido una locura – escondí mi cara sobre su hombro muerta de la vergüenza y ella pasó un brazo sobre mi costado controlando el volumen de su risa

- Pero ha merecido la pena – levanté mi vista negando con la cabeza y me incorporé un poco intentando centrarme en los minutos finales de la película, sin embargo, no podía dejar de pensar en lo que acababa de pasar y en cómo iba a devolvérsela.

La vuelta fue mucho más tranquila. Cenamos en un restaurante que quedaba cerca del piso de la morena, bebimos vino y terminamos en su casa demostrándole las ganas con las que me había dejado horas antes y permitiéndonos perdernos entre aquellas sábanas hasta que la luz del amanecer comenzó a colarse a través de las rendijas de la persiana.

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El ruido de un plato estrellándose contra el suelo hizo que me despertara de golpe. Me incorporé y vi cómo Amelia seguía tumbada a mi lado, completamente desnuda, con sus rizos desordenados por toda la almohada y una sonrisa que indicaba que lo que estuviera soñando le estaba dando cierta paz. Dejé un beso sobre su espalda y me levanté para coger mi móvil que seguía guardado en mi bolso y esperaba que intacto después del golpe que se llevó entre aquel forcejeó que tuvimos las dos por ver quién se deshacía antes de la ropa de la otra.