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Hay días en los que prefieres no levantarte de la cama. Seguir con los ojos cerrados como si así nada de lo que había visto la noche anterior fuese real y se quedara en tan solo un mal sueño, una pesadilla que borras a lo largo del día. Sin embargo, lo que vi anoche era real, mi subconsciente no me estaba fallando y el no tener a Luisita, con su pelo rubio desparramado por gran parte de la almohada, me daba la razón.

Quizás me había pasado al no querer si quiera hablar con ella cuando apareció por casa después de dejarme plantada para la cena que había organizado, y que deseaba hubiese sido uno de los días más especiales de lo que llevábamos de relación, pero me dolió mucho verla en el bar, en aquel en el que muchas veces habíamos compartido un botellín de cerveza, dejando que la tarde se fuera apagando poco a poco para dar paso a la noche mientras nos reíamos de cualquier cosa que nos había pasado o aprovechábamos para robarnos algún que otro beso sin que nadie conocido nos molestara, y que encima fuera con Raquel, esa persona que tantas veces le hizo daño.

Sé que seguramente había una explicación razonable para todo esto y que ni siquiera le di la oportunidad, que Luisita era una persona que necesitaba cerrar su pasado para seguir adelante con su presente, pero verlas hablando y con Raquel acariciando su mano de vez en cuando, a pesar de que por parte de la rubia no había reciprocidad, me molestó tanto que no quise saber nada más. Llegué a casa, ni siquiera contesté a las preguntas de Marina que sabía perfectamente todo lo que le había preparado a Luisita, y me encerré en la habitación dando un sonoro portazo en el que descargar toda mi rabia.

Quizás me estaba comportando como una niña pequeña, pero lo único que necesitaba en aquel momento era tumbarme en la cama, taparme el rostro con mis manos y descargar el nudo que llevaba en mi interior desde hacía varios minutos. Cuando escuché cómo alguien tocaba a la puerta supe perfectamente que era ella y lo único que fui capaz de decirle era que se fuera. Quizás por miedo a tener que escuchar algo que no quería y, seguramente, porque terminaría soltándole la sorpresa que le había preparado y no quería tener que recordar un momento como aquel cada vez que la viese caminar por el que me gustaría que fuera nuestro futuro piso, un lugar donde seguir construyendo nuestra historia.

Miré la hora en mi móvil y, aunque todavía era demasiado pronto para abrir la librería, decidí que el mejor lugar para refugiarme sería aquel proyecto que empecé a construir yo sola y que despegó definitivamente después de que ella se uniera. Recogí rápidamente la habitación, me di una ducha intentando no despertar a Marina, me vestí, cogí lo necesario para aquel día y me bajé al local para ver si, estando entre libros, conseguía hacer el día algo más llevadero.

- ¿Amelia? – cuando estaba justo enfrente de la librería, una voz muy familiar hizo que me girase algo sobresaltada – hola – saludó y fue directa a abrazarme. No sé cómo lo supo, pero aquel contacto era lo que más necesitaba en aquel instante, a pesar de que hubiera simulado lo contrario desde la noche - ¿cómo estás?

- Bueno... – me encogí de hombros no queriendo decir mucho más, sabiendo que, si me abría, terminaría derramando las lágrimas que no quería - ¿qué haces aquí?

- Quería hablar contigo. Mi hermana piensa que me he ido pronto a grabar la película con la que estoy ahora, pero en realidad quería terminar un par de cosas en el King's que no pude acabar anoche y de paso pasarme por aquí para saber cómo estabas, aunque he de decir que no te esperaba tan pronto - comentó mirando la hora en su reloj 

- María... - conseguí pronunciar antes de sentarme en el pequeño escalón que adornaba la puerta del local y llevarme las manos a la cara para que no me viese llorar

- Eh – la hermana de Luisita se sentó justo a mi lado y pasó un brazo por mi espalda para poder atraerme así un poco más a su cuerpo – llora lo que necesites - susurró - Menudas dos estáis hechas – dijo negando con su cabeza mientras intentaba reconfortarme

Por tus ramasTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon