1. Fracaso

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<< Lo intentaste, fracasaste, no importa. Inténtalo de nuevo. Fracasa mejor >> 
Samuel Beckett

Amelia llegaba a la compañía discográfica aquella mañana, acariciaba sus negros rizos, apenas había dormido, hacía ya cinco meses del estreno del último disco de la banda Fortuna, de la cual ella era vocalista. Tenían una larga trayectoria, se habían convertido en uno de los referentes musicales del país. La morena levantaba sus gafas de sol y las colocaba en su cabeza.

Tras muchos años siendo récord en ventas y número uno en todas las listas musicales, este no había sido un buen disco, y ese era el motivo de la reunión de aquel día. Sebastián, el manager del grupo, la esperaba ansioso, su nerviosismo se percibía desde fuera.

- Buenos días. - Decía Amelia al llegar, intentando sacar una sonrisa sin lograrlo, la felicidad era algo que últimamente se había vuelto inexistente para ella, esa chica de rizos que se caracterizaba por desprender alegría, ahora se había vuelto víctima de un apagón.

- La verdad es que de buenos poco Amelia... Tenemos que dar la vuelta a esta situación, casi no hemos vendido y estamos perdiendo conciertos, esto es un desastre. - Acariciaba su cabeza acomodando su cabello, estaba visiblemente alterado y se le veía tan decaído como a Amelia.

Tras una larga conversación, unos cuantos reproches por la escasa calidad del cd y la prisa que habían tenido al hacerlo, seguían sin llegar a tener una idea clara para encontrar el motivo del fracaso. Tras analizar el panorama musical más detenidamente para observar cuales podían haber sido sus fallos, Sebastián se acercaba a la cantante y acariciaba su hombro.

- ¿Cómo estás Meli? No he sabido nada de ti estos días... - Decía con pena en sus palabras.

- No muy bien, perdona, es que no me ha apetecido mucho hablar, bueno realmente no me ha apetecido nada... No he hablado ni con Silvia... - Colocaba de nuevo sus gafas de sol, sus ojos empezaban a humedecerse y esa no era la imagen que quería dar, no quería preocupar aún más al chico, sabía lo insistente que podía llegar a ser para intentar hacerla sentir mejor, y en este momento era lo último que le apetecía. - Esto se me está haciendo un poco cuesta arriba, pero no me apetece hablar de ello, así que si no te importa... - Sonaba realmente cortante, estiraba un brazo en señal de que quería estar sola.

- Las penas en compañía se viven un poquito mejor, ¿Sabes? - Acariciaba la mejilla de la morena, que se separaba de él y agarraba una botella de agua, dando un largo trago.

- Solo me apetece terminar esta maldita reunión y estar sola un rato, ¡joder! No creo que sea tanto pedir... - Sebastián, tras escucharla, se alejó de ella y volvió a la conversación con los demás, lo cual la morena agradeció. El chico conocía más que de sobra el carácter de la cantante y entendía que no podía hacer nada en aquel momento.

Amelia se miraba detenidamente en el espejo, ella era la misma, la música era la de siempre, no entendía que estaba pasando, no podía negar que en parte se culpaba de aquello... Tras horas sin llegar a una conclusión definitiva, la cantante se marchó bastante enfadada a casa. Reproches, malas caras, palabras demasiado feas, todo un coctel desmotivador que la hacía venirse todavía más abajo.

Estaba acostumbrada a toda una serie de detalles en aquel edificio que aquel día no se dieron, la gente solía detenerse al andar para mirarla, detenían incluso sus trabajos para saludarla, le invitaban a algo de beber, o simplemente la preguntaban si necesitaba algo... Aquel día se sintió tan invisible como había estado intentando volverse en esos días en los que se había encerrado en su casa.

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