34. La Fiesta

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<< El corazón es una conexión entre dos almas,
sin distancia, sin malentendidos, nada puede romperlo >> 
Soul, Disney
El afecto sincero y auténtico entre las personas es como un hilo irrompible, como un puente siempre conectado donde todo es recíproco, donde la complicidad es inoxidable..

Diez días después... Día de la fiesta

- Vamos cariño no fue tan mal, te llamó Luisita y todo, y varias veces... - Insistía Amelia mientras Luisita se probaba otro modelito. - Estás guapísima...

- Amelia fue peor que mal... Esa mujer me odia... Le faltó tirarme el café por encima o los pasteles a la cara para que me marchase de su casa... - Se encogía de hombros - Espero que te guste el café porque es lo único que tengo - Decía poniendo el tono de voz de Devoción y Amelia intentaba no reírse pero le era imposible.

- Bueno cariño, tampoco exageres, necesita su tiempo... Además no es sólo por ti, el tema de mi padre pues también la está afectando y...

- Que no Amelia, caramba, que no... Mi suegra me odia... - Se probaba otro modelo y Amelia veía su mandíbula desencajada mientras sentía sus bragas humedecerse - ¿Qué?

- Joder cariño, estás impresionante... - La rubia se sonrojaba y se sentía algo mal al llevar tanto tiempo sin tener apetito sexual, sabía que la cara de Amelia reflejaba su deseo, y ella no podía complacerla.

- Igual es demasiado... - Los ojos de Amelia recorrían su cuerpo y sus manos no tardaban en llegar a la tela del vestido para acariciarlo como si fuese un preciado tesoro y lo estuviese tocando por primera vez.

- Si es bueno nada es demasiado. - Susurraba en su oído y después dejaba un beso en su cuello, deseando lamerlo de arriba abajo, y después hacer lo mismo con todo su cuerpo... Segundos después Amelia intentaba controlar sus instintos carnales, quitaba las manos del vestido a duras penas y suspiraba.

- Ya claro, me lo dices tú que te queda todo espectacular... - Luisita se acercaba a ella y besaba sus labios, después llevaba sus manos a sus curvas intentando dejarse llevar, quería hacerlo, quería complacerla, pero ahora ya no solo tenía el cuerpo bloqueado, también tenía a su suegra en la cabeza... - Es que Amelia... Y si no fue tan mal, ¿Por qué te ha dicho que vayas hoy a verla? Justo hoy que sabe que tenemos la fiesta... - Insistía mirando a otro lado y mordiendo su labio con rabia, gesto que a la morena le pareció altamente seductor.

- Pues no sé cariño... Quiere decirme algo, dice que es importante - Amelia encogía sus hombros mientras sentía que debía cambiarse de bragas antes de salir de casa al notar la humedad creciente entre sus piernas.

- Que me odia... - Luisita se cruzaba de brazos.

- Que no... Que no es eso. - Repasaba de nuevo la figura de la rubia y su mente no podía pensar en otra cosa que en hacerla suya, aunque intentaba controlar sus deseos como podía, sus pensamientos ya volaban e imaginaba mil maneras de tenerla para ella, pero una vez más no quería presionarla, así que se controlaba como buenamente podía y movía sus piernas con nerviosismo al sentir un latigazo entre ellas cuando la rubia se movió contoneando su figura.

- Entonces, ¿Qué es? - Insistía Luisita, que estaba realmente intrigada.

- No tengo ni idea, solo dijo que era algo de trabajo... - "Yo sí que te hacía un trabajo y dos y tres, madre mía..." pensaba para sus adentros y negaba con la cabeza intentando respirar pausadamente y pensar en otra cosa que no fuese en la increíble mujer que tenía ante sus ojos.

- De trabajo... - Se quedaba pensando - Que no Amelia, que te va a decir que me dejes, como si lo viera... Esa señora es la bruja malvada y tiene hasta sus manzanas preparadas - Zanjó.

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