27. Novias

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<< El amor verdadero nos une por siempre en el latido de mi corazón >>
Coco

Luisita terminaba de trabajar un poco cansada, había sido un día largo, entre haber dormido con Amelia, después la reunión en el estudio, más tarde verla irse con Sebas, con el consecuente bajón en su cabeza, y el hecho de que tras su visita no había parado de tener trabajo... Cansada, estaba cansada y su mente aún daba algunas vueltas, pero sabía que en cuanto la tuviera delante todo se centraría y estaría mucho más tranquila.

No tenía motivos para dudar de que Amelia se fuese con su ex, pensándolo bien lo más parecido a una ex que ella tenía era Pepa y vivían juntas. Pensó en pasar a por algo de cena, pero dadas las horas tenía claro que Amelia ya habría pensado en algo... Y no se equivocaba. Con nervios se subió al coche y le mandó un mensaje avisando de que ya iba en camino. La calle estaba llena de gente a esas horas pero en su mente solo había una persona. La visita en el centro de salud había sido una bonita sorpresa, igual que sus mensajes y su foto, tenía que reconocer que era muy difícil no pensar en Amelia, con todas esas cosas sentía que era lo correcto, ella era la correcta... La perfecta para derribar todas las compuertas que ella misma había autoimpuesto en su interior, si es que no había terminado con todas ya...

Amelia le había dicho que quería ir despacio y ella no encontraba ningún problema en eso, aunque pensando en marchas lentas sus sentimientos parecían no tener lógica, pues notaba que cada vez sentía un poquito más por ella y no encontraba el freno, aunque tampoco lo quería evitar... Amelia también le había dicho que quería una cita y eso sonaba realmente bien en su mente romántica.

Luisita nunca había tenido una cita... O no una al uso, todos sus encuentros solían ser más bien pasionales, al grano, y después un si te he visto no me acuerdo, sin dejar entrar a nadie en su vida y mucho menos en su corazón... La única que había accedido a un lugar privilegiado en él era Pepa, y aunque a veces había dudado de sus sentimientos por ella, ahora los tenía centrados en su amistad.

¿Sería aquella noche la de su primera cita y ella no lo sabía? Por un momento se paró a pensar en lo que llevaba puesto, todo era ropa de Amelia, y tenía que reconocer que si ese día tenían ese mágico encuentro, se sentía con fuerzas para ello. Se sentía como una adolescente, su inexperiencia a la hora de conquistar mujeres para ir más allá de la cama hacía mella en su seguridad. Aparcó el coche al fin y al coger el teléfono vio que tenía un nuevo mensaje de su hermano.

Manuel: Luisi no te quiero preocupar... Y tampoco sé si te importará, pero mamá se ha ido de casa... Papá está desesperado... Me da miedo que cometa una locura...

Luisita suspiró, lo que parecía una noche perfecta no empezaba de la mejor de las maneras.

Luisita: ¿Y dónde va a ir Manuela? No le deseo mal, lejos de lo que ella me desea a mí... Espero que si se ha ido de verdad esta vez no la encuentre... Sabemos lo que puede hacer ese señor al que llamas padre...

Manuel: Me lo ha contado él, me llamó después de un año sin hacerlo, dice que le puso algún tipo de narcótico en la comida y le dejó inconsciente... Cree que se puede haber ido a Madrid... ¿Te imaginas a Manolita saliendo del pueblo para ir a Madrid?

Luisita no pudo evitar reírse, aunque luego recordó las consecuencias de la última vez que su madre se marchó de casa y su padre la encontró... Aunque esa vez se fue al pueblo de al lado, y en esos pequeños lugares de tan pocos habitantes al final todo se sabe. Tras escuchar muchos gritos entre ellos, más de él que de ella, y algunos ruidos desgarradores, Manolita estuvo tres días sin salir de su habitación... 

Nunca volvió a ser la misma desde entonces, esas marcas que se habían quedado en sus brazos y su espalda de por vida, la habían marcado de muchas más maneras que de una física... Luisita había sentido ese antes y después como el principio del fin de su relación con ella, a la que ahora solo llamaba Manuela... Desde entonces el trato con ella se había ido enfriando hasta el punto de ahora no saber nada de ella y haber logrado incluso que no le doliera.

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