50. El cuaderno

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<< Eres más valiente de lo que crees,
más fuerte de lo que pareces
y más inteligente de lo que piensas >>
Winnie The Pooh

- ¡Mamá! - Gritó Amelia y Devoción resopló. - ¿Por qué tienes el cuaderno de Luisita? - Sus ojos se clavaron en él sin poder evitarlo.

- Amelia verás, es una larga historia, siéntate y te lo cuento, ¿Cómo sabes que es de Luisita?

- ¿Qué me siente? ¡Qué me siente! - Negó con la cabeza.

- ¿Has bebido? - La mayor la miró fijamente. - Has bebido, y mucho, así es imposible que entres en razón. - Negaba con la cabeza.

- ¿Te lo ha dado Manuela? - Miró a todos lados y cogió el cuaderno - ¿Dónde está? ¿Estáis compinchadas? ¿Qué estás tramando mamá?

- Amelia siéntate - Pidió con calma.

- ¡Qué no me voy a sentar!

- Manuela estuvo aquí, pero se fue hace un rato, no acabó bien.

- No eres capaz de tener una sola amiga, ¡Y no me extraña! - El tono de su voz cada vez se elevaba más y movía el cuaderno en sus manos con nerviosismo.

- ¡Amelia te estás pasando! - Advirtió. - ¡Siéntate! - Ordenó señalando la silla.

- ¿Qué haces con esto? - Señaló de nuevo el cuaderno.

- ¡No es lo que tú piensas! - El tono de devoción cada vez era más alto, como el de su hija.

- ¡Ya no sé qué pensar! ¡Me vais a volver loca!

- Me lo encontré en la consulta de Lorena y al saber que era de Luisita quise dárselo a su madre, pero pensó que lo había robado o qué sé yo, y se marchó.

- ¡Luisita iba a dármelo y no pudo porque lo tenías tú! - El tono de su voz era realmente duro. - ¡Siempre te metes en todo!

Amelia esperaba una respuesta pero su madre señaló la silla.

- Tenemos que hablar.

- ¿Hablar? He sido realmente dura con Luisita todo este tiempo, y hoy hasta la he visto llorar por ese cuaderno, y resulta que lo tenías tú. - La señaló con rabia.

- Te preocupas por ella - Amelia frunció el ceño - Esa chica te quiere Amelia, te quiere de verdad, lo ha pasado tan mal como tú. Si iba a darte esto es porque la importas mucho.

- ¿Importa algo lo que quiera yo? ¿O no cuento en la ecuación? ¿Ya has vuelto a decidir por mí mamá? ¿Has apalabrado un intercambio de hijas con Manuela? - La mayor no pudo evitar reírse con la última pregunta.

- ¿Te quieres calmar de una vez? - Pidió.

- ¡No! No sé ni lo que quiero. - Devoción agarró el cuaderno y lo puso delante de su hija.

- Deberías leerlo. - Antes de que Amelia dijese algo más su madre levantó el dedo mandándola callar - Pero tienes que hacer lo que tú quieras. - Puso el cuaderno sobre sus dedos - En tus manos está Amelia. Sé que no debía leerlo, pero yo también necesitaba respuestas.

- ¿Tú? ¿Por qué?

- Porque me preocupo por ti, soy tu madre y llevo un año viéndote llorar por esa muchacha, pensé que no valía la pena y mira, resulta que estaba equivocada.

- Unas palabras escritas no cambian el hecho de que esa chica me partió el corazón mamá.

- ¡Y dale! - Negó con la cabeza - Amelia, puedes seguir perdiendo tu tiempo esperando a que esa herida sane por arte de magia o avanzar.

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