5. Pensando a voces

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<<Sin música la vida sería un error>>
Nietzsche

Tras ver como Pepa y Sara se iban a la habitación a hacer cada pared de la casa temblar, Amelia se quedó en el salón con Luisita, quien se reía de la cara de la cantante.

- No entiendes nada, ¿verdad? - Dijo rompiendo por fin aquel "silencio" que empezaba a hacerse incómodo.

- Pues no... - "Bastantes cosas tenía yo ya para hoy que asimilar... " Pensaba la morena.

- Ya, no te preocupes, que no eres la única. Bueno si, yo lo entiendo, pero no entiendo que Pepa siga consintiéndolo, creo que ella merece alguien mejor. Ya sabes, hay que poner tiritas a los corazones rotos - Al decir esta frase Amelia se dio cuenta de que Luisita se había percatado de que ella había escuchado aquella canción que, a decir verdad, no salía de su mente, realmente las letras de la rubia no dejaban de impresionarla - Pero algunas no quieren recomponerse y buscan otras formas de hacerlo...

Dado que la habitación de Pepa estaba pegada al salón, empezaron a oírse cada vez más alto "Sonidos impuros". Aquello era todo un concierto de gemidos y jadeos, con golpes sonoros y ruido de colchón, que retumbaban en las paredes.

Amelia, sin poder pronunciar palabra, abría la boca ampliamente para después taparla con ambas manos. "¿Dos mujeres hacen tanto ruido? Yo pensé que sería más calmado, como en las pelis o las series que se dan piquitos, menos las de la novelita esa de sobremesa que la morena parece doctora y le mete la lengua a la rubia hasta la tráquea... Eso sí son besos... Pero Amelia, deja de pensar en esto que Luisita está delante tuya y te va a ver rara... ¿Qué diría Silvia? Amiga relaja, relaja la raja... Pero es que vaya gritos, ni yo con Sebas cuando me atraviesa hasta el alma sin aviso..."

- ¿Amelia? - "¿Y esta ahora que piensa? ¿En el menú de la semana? Que se ha quedado... Se está sonrojando... ¿Está excitada? No, no creo... No..." Luisita la miraba extrañada

- Luisa... - "Vaya cazada" - ¿Están...? - Juntaba las manos.

- Obviamente... - Se sonrojaba a la vez que se reía - ¿Nos trasladamos a la cocina? Algo de música... - Encendía el reproductor de la televisión para dejar de escuchar aquellos ruidos que no se detenían.

- Claro... Pero...

- Dime... - Decía Luisita mientras llegaba a la cocina.

- Aún no lo entiendo... O no del todo... Quiero decir...

- Llevan así prácticamente un año... Sara la llama, la pone a parir, y luego, en vez de hablar tienen sexo, ya sabes un polvo reconciliador... Bueno, doy fe de que no es uno solo, cualquier día me quedo sin casa... - Miraba al techo - Y después están genial, como si nada, hasta que se le vuelven a cruzar los cables... Pero Pepa está ciegamente enamorada y no se da cuenta.

- Vaya, pobrecita... ¿Y tú no la dices nada? - La curiosidad de Amelia cada vez era mayor, mejor cambiar de tema que quedarse a pensar en como estaban teniendo sexo apasionado entre aquellas paredes, tan cerca de ella.

- Intenté hacerlo, pero se lo contó a Sara y ella le dijo que lo mío eran celos... Así que no me he vuelto a intentar meter, como comprenderás... No soy la persona preferida de la pelirroja, como comprenderás...

- No esperaba que Pepa fuese así... - Se la veía tan segura de si misma que Amelia se sorprendía cada vez más.

- El mundo esta lleno de sorpresas. - Decía llenando dos vasos de agua y dando un largo trago al suyo - Por cierto... ¿Puedo hacerte una pregunta?

- Sí, claro... Aunque aún sigo esperando mi respuesta.

- Tu respuesta, ya... - Luisita sabía perfectamente a lo que se refería - Fue cuando empecé a trabajar en el ambulatorio, en las prácticas realmente, allí conocí la historia de la jefa de las enfermeras, Esther... En aquel momento era una enfermera más, pero su tensión con Maca, la pediatra, se notaba en cada una de esas paredes blancas. Empecé a sentir curiosidad y... Ya sabes que la curiosidad ha matado a más personas que gatos...

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