8. Como una flor

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<<No nacemos para ser lo que los demás quieren que seamos, nacemos para ser lo que nosotros queramos>>
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Pepa se marchó de fiesta con el subidón de haber cumplido uno de los sueños de su vida, había grabado un concierto y encima había cantado a dúo con una de sus mayores ídolos, Amelia Ledesma. Cuando la euforia de su cuerpo empezó a descender, se dio cuenta de que tal vez no había actuado del todo bien, aunque todos en esta vida nos equivocamos y tenemos derecho al perdón, o al menos a ser escuchados.

Mientras, Luisita estaba en casa dándole vueltas a todo, estaba tan confusa... No entendía por qué Pepa había besado a Amelia... No entendía por qué Amelia había besado a Pepa... No entendía nada. Pero todas se besaban y a ella no le tocaba ni un triste roce... Aunque fuese por pena... ¿A Amelia le gustaba Pepa? ¿Cómo no iba a ser así? La diva traía a todas de cabeza con su poder de seducción infinito... Incluso ella misma había caído en sus redes, y tenía que confesar que la atracción por Pepa era algo con lo que probablemente viviría el resto de su vida.

Luisita lo había pasado muy mal con Pepa, cuando estuvieron juntas ella se quedó bastante pillada, a pesar de no ser tonta, de saber la situación que tenía y ser consciente de ello, simplemente no pudo evitarlo. Sabía que la cantante seguía teniendo en la cabeza a Sara, con quien siempre había tenido un ahora lo dejamos/ahora volvemos, ahora te odio/ahora te echo de menos. Lo cierto es que Pepa nunca se lo había negado, aunque ella se había construido un montón de castillos en el aire llenitos de esperanza, pues dicen que la esperanza es lo último que se pierde.

Por otro lado, Luisita siempre había estado al lado de Pepa, en muchos momentos porque la seguía queriendo como algo más, y en muchos otros porque la necesitaba como amiga. Ahora todos sus sentimientos amorosos por Pepa estaban olvidados, por mucho que le hubiera costado hacerlo, Pepa se desvivía por ella, se había convertido en su mejor amiga, en su mayor apoyo, en la mejor compañía para su soledad, y ¿Por que negarlo? en la única. Pepa siempre estaba ahí, por mucho que ahora sintiera tanta rabia al pensar en ella.

Al principio dudó de si su enfado al enterarse de los besos de Amelia y Pepa eran celos de que alguien besase a su compañera de piso... Pero al pararse a pensar, se dio cuenta de que sus celos eran más bien por qué alguien besase a la misteriosa morena de rizos.

Se encerró en su habitación y empezó a escribir una canción, probó varios acordes, varias letras... Nada la convencía. Pensaba en su amiga, su gran amiga, besando a la chica que empezaba a robarle el corazón, en ellas rozando sus labios... Sentía rabia, impotencia, también una envidia abismal...

Culpaba a Pepa, pero realmente, ella era libre... Y si Amelia se había lanzado a sus labios Pepa tan solo se había dejado besar... No dudaba de que Pepa había sido la causante del deseo de Amelia, pero ella... Ella era incapaz de ser así, su lado seductor estaba más que desaparecido, si es que alguna vez lo tuvo. Ella no sabía acercarse a una chica e intentar ligar con ella, no era su fuerte, pero Amelia...

- Amelia yo... - Sacaba el teléfono y buscaba fotos de la cantante, no era una tarea difícil, encontró varias imágenes de las chicas juntas y su cabeza explotó - Te deseo... Pero empiezo a pensar que no es a mi a quien quieres y... - De pronto toda la rabia que sentía se tornó en inspiración.

"Se les veía tan felices, tan unidas
Que quise gritar, no, no
Como me duele verlas besarse...
Es mi mejor amiga
la niña de mi amor
Le deseo...
Le deseo tanto
que me faltan fuerzas
Para olvidarle
y aceptar que quiere a ella...
Te deseo tanto amor

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