28. Cuando hablan las miradas

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<< Construiría ante ti una cabaña de sauce, y reclamaría mi alma en tu morada; escribiría sinceros versos de desdeñado amor, y los cantaría alto en el silencio de la noche; gritaría tu nombre al eco de las colinas y haría que incluso el aire repitiera por el espacio el nombre de Victoria >> 
Lost and Delirious, El último suspiro

Luisita se terminó el trozo de bizcocho y su cabeza daba mil vueltas, se estaba obsesionado con aquello y no era una buena señal, pero no podía evitar estar preocupada. Se decidió a buscar el teléfono y escribió a la persona que mejor podía entenderla.

Luisita: Me dejaste un poco preocupada con lo de ayer...

Manuel: No creo que sea para menos aunque no quería preocuparte... Sé que darle vueltas no sirve de nada pero yo estoy igual... He intentado hablar con la policía pero no me hacen caso... Marcelino no ha vuelto a dar señales tampoco y el teléfono de mamá sigue apagado. Me siento impotente en la otra parte del mundo... A saber cómo está ella...

Luisita: Bueno, las tijeras no se van a mantener solas...

Manuel: Tijeras las que tú te montaste anoche... ¡Seguro que esas sí eran de la suerte!✂️

Luisita: ¡Manolín!😳

Manuel: Manuel😁... Háblame de ella, ¿Qué tal con tu novia? Cuéntame cosas bonitas para entretener mi mente un rato...

Luisita: Amelia es increíble...

Manuel: Desarrolla tu respuesta... Recuerda que escribir es lo tuyo...

Luisita: Cada parte de su ser es especial... Es magia, está envuelta en un halo de tranquilidad... Me da calma... Si tuviera que definirla como una canción sería la más bella melodía que jamás haya podido escuchar, ojalá componer algo algún día que sea capaz de reflejar su belleza personal ❤️

Manuel: Madre mía no es que hayas perdido las bragas, es que la quieres...

Manuel: ¿Qué opina la divina? Me imagino sus comentarios jocosos, por una vez estaríamos en la misma onda y todo...

Luisita: No sé para qué te digo nada...

Manuel: Es muy bonito Luisi, solo quiero que alguien te cuide como mereces...

Un carraspeo detrás de ella le hizo perder la vista de la pantalla, Amelia se acercaba a la rubia después de mirar inevitablemente la pantalla y sonreía curiosa.

- Es mi hermano... - Susurró Luisita casi sin fuerzas al ver sus ojos miel clavados en ella.

- No te estaba pidiendo explicaciones, perdona... - Amelia bajó la cabeza.

- No son explicaciones, y si lo son, da igual, como sea... Yo quería dártelas - Luisita sentía sus mejillas enrojecerse, nunca había tenido que dar explicaciones de nada y ahora no es que fuese una imposición, es que quería contárselo. - Me estaba preguntando por ti... - Le daba algo de vergüenza admitirlo, pero a la vez quería decirlo porque sentía orgullo al hablar de Amelia.

- ¿Por mi? ¿Y tú qué dices? - Sonrió curiosa.

- Lo maravillosa que eres... - Se quedó sin aliento al admitirlo tan cerca de su rostro, casi sin fuerza, sin habla a la vez que quería decir infinidad de cosas que podían definir a la cantante - Buenos días amor... - Susurró al fin mientras sentía que la morena cada vez se acercaba más a ella y esperaba impaciente el contacto con sus labios, el cual no tardó en llegar e hizo que las palabras de la rubia se perdiesen en algún lugar en el que sentían que no eran necesario ser expresadas.

- Buenos días cariño - Sonreía aún sintiendo los labios de la rubia rozar los suyos, lo que le provocaba unas cosquillas internas que al contrario de ser molestas eran una sensación que la transportaba a otro mundo - ¿Te hizo Loki el desayuno? - Miraba la taza de café y después el reloj.

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