32. La oscuridad

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<< A veces el amor es capaz de cambiar el mundo,
de darle la vuelta y poner sentido a cada minuto del día. 
No pienses, solo siente, y entonces empezarás a vivir... >>
Laura J. 

Escuchó dos disparos más, eran fuertes ruidos que resonaban en su mente haciéndose eco entre ellos... Su cuerpo ya no temblaba, no sentía el frío, no sentía dolor, no sentía nada, pero tampoco podía más...

- ¡Luisita! - Escuchó su voz, o le pareció escucharla, casi podía sentir sus fuertes brazos apretar su cuerpo y sus labios hacer contacto en su frente como aquella misma mañana. - Luisita... - La sangre recorría su cara a toda prisa sin cesar, contrastando con sus pulsaciones antes aceleradas, que ahora cada vez tenían una intensidad más lenta... Su respiración se entrecortaba, sintió una gran calma invadir su ser , intentaba retener la imagen de aquel besó en su cabeza, Luisita se desvaneció por completo y entonces llegó...
La oscuridad..

No sentía su propio cuerpo aunque casi podía sentir su tacto, su presencia, incluso su inconfundible olor...

Minutos antes...

En el interior de la sesión de fotos Amelia tuvo un mal presagio, un presentimiento, algo no iba bien... Después de avisar a Pepa y buscar ambas con la mirada a Luisita se dieron cuenta de que no estaba, salieron a toda prisa del medio del escenario y Amelia se acercó a Silvia.

- Ha salido a tomar el aire... Pero hace bastante... - Decía la pelirroja, agarrando su hombro al verla nerviosa - No pasa nada yo creo que lo va llevando mejor...

- No es eso Sil, es...  - Pánico... El cuerpo de Amelia parecía bloquearse por momentos... ¿Dónde estaba Luisita? Vio a Pepa con el teléfono en la mano pero hacía un gesto de negación con la cabeza... Luisita no contestaba. - ¿Por dónde ha ido? - Silvia señalaba la puerta trasera y Amelia tras mirar a Pepa salía corriendo.

Todos los presentes en el estudio se quedaban alucinados con que las dos protagonistas de aquella sesión, que vestían escasa ropa, salieran de aquella manera del lugar.

- Será el calentón... - Murmuraba la gente. - Una urgencia de alta mar...

Amelia abrió la puerta y encontró lo último que esperaba ver...

- ¡Luisita! - Gritó al contemplar su cuerpo tendido en el suelo abrazada a dos personas que no reconocía, pero ahora eso era lo que menos importaba, su mirada se centraba en ella, corría hasta llegar a su amada y al llegar vio su rostro lleno de sangre - Luisita... - Murmuró casi sin fuerza y sus lágrimas empezaron a caer por su rostro.

- Amelia... - Susurró Pepa que estaba tras ella, pero Amelia no escuchaba nada... Solo miraba su rostro y lloraba, llena de tristeza... Todo estaba impregnado en aquel fluido rojizo espeso.

Se agachó rápidamente y tras abrazarla besó su frente, Amelia no veía nada más, solo a ella, su rostro, sus ojos cerrados, acariciaba su cara angelical y acunaba su cuerpo con ambas manos iniciando un vaivén en el que no dejaba de aferrarse a ella, su cuerpo no reaccionaba, Luisita no se movía, Amelia la mecía como a un bebé entre sus manos, intentando protegerla, sintiendo gran culpa por no haber estado a su lado... Besó sus labios con necesidad, con angustia y ansiedad, pero con una ternura desmedida... Si aquel era el último momento de Luisita a su lado ella no iba a soltarla un solo instante...

- No tenía que dejarte sola...- Se lamentó sintiendo una gran culpa - Lo siento cariño... Lo siento tanto... - Secaba sus lagrimas a duras penas con el dorso de su mano y se llenaba su propia cara de sangre. - Luisita por favor... - Sollozaba. - Cariño mío...  - Seguía con el movimiento de su cuerpo mientras la abrazaba con desespero.

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