51. No te rindas

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<< A veces la segunda oportunidad te la tienes que dar a ti mismo, no a otra persona >>
Albert Einstein

- Amelia... - La rubia clavó su mirada en la suya, casi rogando que la dejase marchar porque no quería seguir sufriendo.

- No quiero que te rindas - Pidió Amelia, sintiendo que sus palabras eran su último aliento en aquel instante.

- ¿De verdad? - Amelia asintió repetidas veces con la cabeza el nerviosismo era palpable.

- Por favor no te vayas Luisi - Rogó notando como sus ojos se empañaban.

- ¿Estoy soñando? - Preguntó la rubia, sin terminar de creerlo, sentía una gran contradicción con todo lo sucedido aquel día.

- No Luisita, no estás soñando - Se acercó a ella y besó su frente de manera pausada y cálida, haciendo que la rubia cerrase sus ojos y disfrutase el contacto. - ¿Vienes? - Preguntó señalando la puerta de su casa y bajando la mano por su brazo hasta entrelazar sus dedos.

Luisita estaba llena de desconcierto. Amelia la esperaba, acariciaba sus dedos con delicadeza y ternura y la rubia no podía ni moverse.

- ¿Has leído el cuaderno? - Repitió Luisita que aún no lo creía.

- Una parte de él, y aunque te dije que no serviría de nada la verdad es que he comprendido que no me había parado a pensar en cómo te has sentido tú - Encogió sus hombros - Estaba tan centrada en mi dolor que no entendía que tú podrías sentir lo mismo - Bajó la cabeza - Lo siento, sé que este tiempo no he sido precisamente amable contigo, me he comportado de manera incomprensible y no me siento orgullosa de ello.

- Creo que las dos tenemos mucho que procesar - Amelia asentía - Pero Amelia, que ahora me entiendas no quiere decir que confíes en mí - Era algo que las dos sabían.

- Supongo que hay cosas que son cuestión de tiempo - La rubia asentía - Pero entenderte me acerca un poco más a ti, no te alejes ahora por favor.

- Nunca he querido alejarme de ti, no sé hacerme la dura contigo Amelia, es imposible - Admitió y la morena sonrió más relajada.

- ¿Duermes conmigo? - Pidió la cantante - Por favor, puedes cambiar el peluche por la persona que te lo regaló - Tiró suavemente de su mano pero Luisita no se movía, aunque no podía evitar sonreír al escuchar lo último.

- Llevo tanto tiempo esperando este momento que no me creo que vaya a decir esto, pero no voy a dormir contigo.

- ¿No? - Amelia abrió los ojos como platos.

- No Amelia, he esperado mucho para que pudieras entenderme, y creo que las cosas no se pueden arreglar así.

- ¿Así? - Amelia arqueó una ceja.

- Sabes tan bien como yo que si entro en tu casa lo último que vamos a hacer es hablar, y es lo que necesitamos ahora - La morena movió la cabeza con duda, aunque sabía perfectamente a lo que se refería. - No quiere decir que no te desee, obviamente lo hago, me muero por ti - La morena se sonrojó al escucharla y su interior tembló.

- Ahora es cuando viene el pero - Amelia cruzó sus brazos, le había costado mucho dar el paso de pedirle a Luisita perdón y esperaba otro resultado para su disculpa.

- Las cosas no se arreglan en la cama Amelia - La morena fue a decir algo y Luisita puso un dedo sobre sus labios - Ni en el sofá, ni en el baño, por si ibas a sugerir esto - La cantante sintió sus mejillas enrojecerse aún más.

- Pero yo no quiero que te vayas, podemos solo dormir juntas, necesito abrazarte - Pidió.

- Sabes que no podríamos hacer eso, nuestros cuerpos tienen vida propia cuando están cerca - Amelia terminó asintiendo, ambas sabían que las palabras de la compositora eran ciertas - Esta misma mañana me estabas pidiendo que me rindiera, entiende que yo también tengo que asimilar este cambio de actitud.

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