16. Una visita inesperada

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<< La flor que florece en la adversidad es la más rara y hermosa de todas >> 
Mulán

Amelia iba a decir algo más, pero al cruzar la puerta de su casa, la morena se vio sorprendida por un aroma fuerte que era realmente familiar para ella. Cuando todas estaban dentro alguien salió de la cocina y todas miraron alucinadas. Al ver que Amelia no reaccionaba, Silvia fue la primera en hablar.

- Éramos pocas y parió la burra... - La pelirroja se acercó a saludar.

- Hola Castro, te diría que estás muy guapa, pero no tienes buena cara... - Confesó, observándola con detenimiento. - ¿Ha pasado algo? ¿Ya la ha vuelto a cagar ese idiota de Mateo? - Preguntó y Pepa alucinó al ver su complicidad. - Al final mi hija cambio de bando aunque siempre pensé que terminaría contigo...

- ¿Qué haces aquí? - Amelia, incómoda, se metió entre ellos.

- He venido a verte... Muestra un poco de entusiasmo, hija... - Llegó hasta a Amelia y la abrazó. - Después de grabar tantos videoclips se te debería dar mejor actuar...

- Pero es que...

- Tu debes ser ella. - Se acercó a Pepa sin dejar que Amelia terminase su frase. - Un placer conocerte. Eres aún más guapa en persona, mucho más que el idiota ese que vivía pegado al abrigo, sigo sin entender que le vio, mi hija siempre tuvo buen gusto...

- Tan bueno como tú... - Dijo Silvia bajito y vio como una chica de su edad salía de la cocina - O tu tan bueno como yo...  Miraba a la joven.

- Querida - Decía alargando el brazo para agarrar el hombro de la muchacha - Ven a saludar a las chicas.

- Se formó la gozadera... - Susurró Silvia con desgana.

Una chica alta, de cabello largo rojizo salía de la cocina y se acercaba a Amelia, que la miraba desconcertada. Silvia bajaba la cabeza y Pepa no podía evitar mirarla. Luisita daba un paso atrás, sintiendo que sobraba en aquella ecuación.

- Hola chicas - Decía levantando la mano, las dos la veían visiblemente cambiada, pero intentaban no prestarle atención.

- Hola Natalia... - Contestaba Amelia, que miraba de reojo a su amiga con preocupación.

Silvia, sin pensárselo dos veces se dio la vuelta y se metió en el baño, necesitaba coger aire.

- No, si monto un circo y me crecen los enanos... - Refunfuñaba la pelirroja, para la que aquel día sin duda había sido uno cargado de emociones y visitas inesperadas.

- ¿Qué hacéis aquí? - Preguntó Amelia sin rodeos.

- Tengo algo que contarte. - Confesó Tomás.

- No sé si es el mejor momento papá...

- ¡Nos casamos! - Dijo él sonriente, tan directo como su hija, y Amelia sintió que su cabeza daba aún más vueltas.

- ¿Qué? - Gritó la cantante.

- Bueno hija, ya llevamos muchos años juntos y creemos que es el momento de... No sé, ampliar la familia... - Amelia abrió los ojos como platos.

Silvia, tras refrescarse en el baño y tomar aire, hablaba sola.

- Solo es una chica, solo es una chica, el pasado, pasado está... - Se autoconvencía. - Tu puedes... Puedes hacerlo. - Volvía al salón y por el pasillo escuchó la conversación.

- ¿Estás embarazada? - Preguntaba Amelia, Silvia abría los ojos ampliamente al escuchar aquello, Natalia estaba más hinchada que antes, pero ninguna había pensado que era porque tenía un ser vivo creciendo dentro de ella.

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