40. Pudiendo haber sido

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<< - ¿Qué pasa cuando una fuerza imparable choca con un objeto inamovible?
- No puede pasar... Si hay algo que no se puede parar no es que haya otra cosa que sea imposible de mover y viceversa... No pueden existir las dos, ¿Entiendes? >>
Rosas Rojas, Imagine me and You

- Quiero estar contigo siempre, toda la vida... Podría acostumbrarme a esto... - Amelia sonreía y abrazaba su cuerpo, hundiendo su cabeza en su pecho para apreciar su delicado aroma inundando sus fosas nasales.

- Te amo Amelia... Como nunca he amado a nadie... Cada instante a tu lado es un regalo... Toda la vida me parece poco - Luisita sonreía de la manera más sincera que Amelia hubiese podido ver nunca en alguien.

La morena no podía evitar devolverle la sonrisa sonriendo su corazón latir con tanta intensidad que estaba a punto de explotar... Sólo ella le hacía sentir así, solo ella era capaz de erizar cada poro de su piel con solo una mirada... De hacer que sus pulsaciones se acelerasen a niveles desconocidos para luego mantenerse relajadas como nunca...

Luisita era magia... Era encanto... Era ese ángel caído del cielo que alguien había puesto a su lado sin tan siquiera merecerlo... Cada uno de sus besos sabia a felicidad.

Sus labios se rozaban con una delicadeza que casi dolía, las suaves caricias de sus dedos en su piel llegaban a su propia alma, sus abrazos llenaban su cuerpo de descargas de emoción...

- ¿Crees en el destino? - Preguntó la rubia acariciando su espalda y la morena dudó en silencio, dejándola continuar, le encantaba su manera de hablar - Yo creo que cuando dos personas tienen que estar juntas siempre encuentran el modo de estarlo... Da igual el tiempo que pase... Los kilómetros que las separen... Siento que una parte de mi siempre estará contigo... - Prometió, y aquellas palabras quedaron grabadas en su mente...

La mano en su espalda dibujaba figuras sin sentido, pero Amelia fantaseaba con que ese dibujo no era otro que una luna, la que daba luz a sus días, o más bien a sus noches junto a ella... Junto a Luisita, la guía de su luz...

- Nunca podría querer a nadie como te quiero a ti amor... Siempre te querré Amelia... - La ultima frase parecía resonar en su cabeza haciendo eco...

- Te amo más que a nada Luisi... Siento por ti cosas que jamás pensé que podría sentir, despiertas en mi emociones tan desconocidas... No parece ser real... Me haces vivir soñando despierta....

Amelia se giraba y apretaba su cuerpo con fuerza, su espalda estaba mojada, todo parecía estarlo, pero... ¿Cómo? ¿Cómo iba a llover si estaban en su habitación?
Entonces su imagen empezó a desvanecerse, a derretirse, a fundirse en nada... Parecía estar en pleno desierto abrazando una botella de agua que resultaba no ser más que un puñado de arena...

Todo era un sueño... Un maldito sueño... Un recuerdo grabado a fuego en su corazón... Una ilusión de su mente... Un anhelo por sentirla, por vivirla... Un deseo frustrado... Un sentimiento que había pasado de ser el más bello, al más doloroso...

Una astilla clavada que no podía sacar, una daga en el pecho que desangraba su corazón... Un dolor punzante que no cesaba... Porque la quería, la necesitaba, y no podía imaginar un solo día sin su presencia en él...

Luisita era la luz en medio del apagón, la solución a los problemas por muy complicados que fueran, la sonrisa eterna en medio de la tristeza, la calma en plena tormenta, la esperanza ante el desespero, la ilusión de sus días, el amor de su vida... La persona a la que había entregado su corazón... Pero ella lo había despreciado y pisoteado... Y aún así...

Escríbeme una canciónWhere stories live. Discover now