52. La cita

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<< Aunque nadie puede volver atrás y hacer un nuevo comienzo, cualquiera puede comenzar a partir de ahora y hacer un nuevo final >>
María Robinson

Sus manos se rozaban sobre la mesa con delicadeza y ternura, las dos sonreían como tontas, Pepa y Silvia las habían comparado aquella mañana con adolescentes, y se sentían como tales, con la ilusión de tener su primera cita, que aunque había tenido algunas trabas al final no estaba yendo tan mal.

- Tengo que reconocer que el kebab está buenísimo, Silvia diría que comer esto es como tener un orgasmo - Admitía Amelia y Luisita se reía.

- Hace tanto que no tengo uno que no sabría decirte, pero está muy bueno  - Luisita no podía dejar de mirarla ilusionada mientras acariciaba con la yema de sus dedos las manos de la morena.

- Yo hace poco tuve uno - Admitió Amelia y Luisita sintió algo de decepción con su confesión, retirando la mano que tenía sobre la suya y cambiando su semblante a uno serio.

- No sé si quiero saberlo - Bajó la cabeza.

- Perdona, ¿Eres Amelia Ledesma? - Unas chicas se acercaban a la mesa y Luisita seguía perdiendo la vista en el suelo, que estaba lleno de restos de comida - ¿Puedes hacernos una foto? - Preguntó la misma chica a Luisita entregándole su teléfono.

- Sí, ¡Claro! - La rubia intentaba esbozar una sonrisa pero no dejaba de pensar en que Amelia había tenido sexo hacía poco con otra persona.

Luisita hizo varias fotos y Amelia les firmó una de las servilletas del local, las chicas sonrientes volvieron a su mesa sin dejar de mirar a la cantante.

- Fue pensando en ti - Resolvió Amelia al ver que la confesión había calado hondo en la rubia.

- No quiero saber con cuántas personas has tenido sexo durante este tiempo - Admitió Luisita algo decepcionada con el rumbo que había tomado la conversación.

- ¿Con cuántas? - Amelia negó con la cabeza - Solo he estado con una persona después de ti, estaba tan cegada al verte con Lorena que incluso llamé a la chica por tu nombre, pero no dejé que me tocara, prácticamente la eché de mi habitación - La morena se sentía nerviosa al pensar que la había cagado al decirlo, pero no quería mentir - Yo leí lo sucedido con Lorena en tu cuaderno, pensé que debías saberlo también - Se sinceró - No quiero más mentiras Luisita.

- ¿Entonces? ¿Cuando tuviste el orgasmo? - Luisita ahora tenía curiosidad.

- Fue después de besarnos, estaba muy confusa, pero mi cuerpo reaccionó al tenerte tan cerca después de tanto tiempo - Sentía sus mejillas arder - Me masturbé pensando en ti - Una sonrisa pícara apareció en el rostro de la rubia al escucharla.

- ¿Pensando en mí? - Amelia asintió aún muriendo de vergüenza.

- Pensando en ti, es imposible no pensar en ti Luisita - Luisita fue a poner la mano de nuevo sobre la de la morena pero al sentir las miradas de las chicas clavadas en ellas no se atrevió.

- ¿Nos vamos? - Pidió la rubia.

Salían del local y ninguna de las dos quería despedirse, era tarde, las horas habían pasado volando y ya casi no quedaban sitios abiertos, por instinto caminaban en dirección al coche de Amelia, que deseaba en aquel instante más que nunca que su vehículo no arrancase. Ahora que sus manos se habían encontrado no querían soltarse, caminaban con sus dedos entrelazados y sus cabezas llenas de ilusión, pero sin saber muy bien qué hacer.

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