8. Corbata

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Estaba frente al espejo ajustándome la corbata negra. Sabía hacer el nudo porque mi padre me lo había enseñado algunos años atrás. Recordé ese día, era la esperada fiesta de quince años de Zoé y yo debía ir tan formal como fuera posible.

Ese mismo día de los quince años, mi papá se esforzó mucho por aconsejarme sobre la responsabilidad sexual. Seguro pensaba, que los adolescentes eramos chimpancés en calor. Un hecho que parecía avergonzarle y que era duro para él hablarlo. No era el tipo de hombre que habla abiertamente sobre sexualidad o sentimientos. En eso, mi hermano mayor se le parecía muchísimo. 

Sonreí con tristeza al Noah que me miraba en el espejo con el cabello peinado hacía atrás. Suspiré. No podía creer que papá se hubiese ido para siempre, que nunca más lo volvería a ver, y entre más lo pensaba más vacío me sentía por dentro.

Así que bajé las escaleras y me enfrenté a todas las personas que estaban allí para despedirlo. Los funerales a pesar de causarme temor y tristeza no eran para nada un evento doloroso. Muchos de los presentes eran personas mayores del pueblo que lo conocían, y cada uno de ellos tenía una anécdota para compartir. Reían y recordaban siempre lo mejor de él.

Me situé frente a la foto de mi padre que reposaba en un caballete, se le vía sonreír junto a mi madre. 

Me invadió la tristeza y contuve las lágrimas. 

—Lo lamento —dijo la señora de la tienda a la que siempre íbamos, estaba más anciana que nunca pero se veía tan triste como yo. 

Incluso me atrevía a pensar que la muerte de mi padre le recordaba su propia mortalidad. 

—Gracias —contesté con formalidad.

—Mi sentido pésame —esta vez fue un hombre que no recordaba me dio su mano.

La apreté y caminé alrededor de los invitados.

Tantas personas allí y me sentía completamente solo.

Empezaba a sentirme claustrofóbico mientras una a una, todas esas personas que no me interesaban en absoluto, llegaban para dar su pésame. Traté de concentrarme en algo más para no perder los estribos y empecé a contar cuanta comida había en la mesa del comedor. Parecía que alguien más ya la había probado.  

La comida dejó de ser muy interesante y observé a mis hermanos atender a los invitados, reían y lloraban con todos ellos.

Chasqueé los dientes y salí al antejardín, no resistía más la presión y la sensación de ahogo allí dentro.

Me paré bajo el cielo nocturno y contemplé la nada mientras pensaba en lo inverosímil que somos comparados con la magnitud del universo.

—Me robé unos bocadillos —dijo la voz de una chica detrás de mí con un tono burlesco— ¿Quieres probar?

Me giré para mirarla y se trataba de la misma chica con la que me había topado la otra noche. Pero esta vez, podía detallarla mejor, su cabello rubio parecía no ser natural, estaba suelto y reluciente, tenía las cejas gruesas, los ojos miel, los labios gruesos y una perforación en la nariz, llevaba puesto unos jeans y unos tenis deportivos blancos, usaba una blusa negra manga larga con encaje en los hombros y en los puños, además tenía puesta una gargantilla negra con una joya de conejo.

Le había dado un mordisco a lo que parecía una torta de zanahoria, pero en el plato también había una especie de lasaña y algunas papas. 

—Eso es algo más que unos bocadillos —dije señalando el plato. 

Ella se atragantó y tosió. Como si aquello que dije le hubiera causado gracia. Luego, me ofreció el plato para que yo tomara lo que quisiera. 

Le negué con la cabeza.

—¿Entonces te dedicas a robar comida en los funerales? —dije.

Evitó reír con la boca llena. 

—Lo mejor de los funerales en este pueblo es la comida —admitió. 

—Que profunda.

—Además, seguramente toda esa comida va a echarse a perder ¿no te parece triste?

Yo evité reírme.

Maldita mujer, lo triste es haber perdido a mi padre y a ella le preocupa la comida.

La chica empezó a caminar en otra dirección con la comida en la mano.

—¿A dónde vas? —le pregunté mientras me dejaba atrás.

Ella giró la cabeza y con una mueca me contestó.

—A comer.

Y no pude evitar sonreír. 

¿Quién diablos era esa chica?

La Insoportable Existencial del Amor (+18)Where stories live. Discover now