50. Lago

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El resto del trayecto fue en completo silencio, habían muchas dudas en mi mente y a la medida que aceptaba los hechos, que mis padres no volverían jamás y que debía continuar con mi vida, más presión sentía. 

La realidad volvía a pararse sobre mi pecho y a saltar hasta que yo definitivamente, tomará de nuevo un rumbo. 

—¿Estás bien? —me preguntó Zoé al ver mi rostro consternado.

—Sólo pensaba en algunas cosas.

—Definitivamente el haber venido te ayudará con eso.

—¿Cómo lo sabes? 

—Fue así como recuperé a mi hermana tras el incidente con papá. 

Eché la mirada atrás, está vez Mai si parecía realmente dormida. 

—Mira, ya llegamos —repuso Zoé.

Frente a nosotros se veía uno de los paisajes más impresionantes que había visto nunca. Rodeado de frondosos árboles se contemplaba una amplia llanura y en el centro un vasto lago de aguas cristalinas. La superficie del agua se extiende en todas direcciones, hasta donde alcanzaba la vista, y podía decir; que incluso, era como si de repente el agua tocará el cielo. El reflejo del sol iluminaba el agua con un brillo dorado, creando un efecto mágico que hacía que quedará completamente hipnotizado. 

Zoé detuvo el auto, sonrió y desabrochó su cinturón.

—Ven —me incitó. 

Yo me bajé también.

Ambos avanzamos hasta el mirador para contemplar la magnificencia del horizonte, una vista tan particular y única que me hizo sentir realmente diminuto. Ante semejante evento, comprendí lo insignificante que eramos.

Tal vez, las hermanas tenían razón, y este viaje, prometía ser algo revelador. 

Una brisa fresca golpeó nuestras caras, hizo que nuestros cabellos revolotearan. Observé a Zoé, sus ojos tenían un brillo especial, ella también parecía extasiada con la vista. Verla, me recordó lo increíblemente bella que era, y lo especial que podía ser. Vivir esta experiencia a su lado, era una razón más que me llenaba de vida. 

—Es increíble ¿verdad? —dije.

—Sí —contestó Zoé sin dejar de mirar al frente con una sonrisa que trasmitía tranquilidad y suficiencia—. Hace mucho no venía, me alegra tanto volver... 

—¿Hay mucha historia aquí?

—Sólo es una historia —dijo—. Mai estaba destrozada, decepcionada, su visión de la vida, de los hombres, de la familia, se había quebrado por completo. Pensé que no la recuperaría, y este viaje —contó sin dejar de mirar el horizonte donde yacía el lago implacable—, nos permitió unirnos más... Ella comprendió que no era la única que había perdido a nuestro padre. Todas nosotras, sufríamos al igual que ella...

Yo sólo escuché y fijé la mirada en el horizonte.

—Al igual que tu Noah —continuó—. No eres el único que perdió a tus padres. Y aunque todos sintamos las experiencias de una u otra forma, al final, podemos conectarnos también a través de ese dolor. 

—¿Es así de mágico es este lugar?

—No se trata de este lugar —admitió—. Aunque es bellísimo —hizo una pausa para sonreír—. Sino, del viaje. Estas experiencias permiten que tu corazón pueda hablar con el corazón de cada una de nosotras.

—¿El de Mai también?

—Si, el de Mai también.

Ambos nos quedamos en silencio y pudimos escuchar el sonido del agua golpeando suavemente las orillas del lago. A lo lejos, se divisaba una pequeña isla, rodeada de árboles como pinos, que parecía ser un refugio perfecto para descansar y relajarse. Asombrados por la magnificencia del lago, Zoé y yo simplemente nos quedamos allí de pie, dejando que el viento nos golpeara y disfrutando de la profunda sensación de paz y serenidad al contemplar la belleza de la naturaleza.

La Insoportable Existencial del Amor (+18)Onde as histórias ganham vida. Descobre agora