25. Sinceridad

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Cerré la puerta y me recosté en ella, las lagrimas parecía que iban a desabordarse en cualquier momento. Sentía una culpa intensa que me hacía temblar las manos detrás de mi espalda.

—¿Noah estás bien?

Emma había corrido rápidamente a socorrerme.

—No —contesté, ella trato de abrazarme, pero la aparte.

Emma me miró herida.

—¿Qué pasa?

—Lo entendí.

—¿Qué cosa?

La chica delante de mí no tenía la culpa. No la tenía en absoluto. Pero no podía evitar decir lo que debía decir, iba a dolerle, estaba completamente seguro. Iba a hacerle daño a una persona inocente.

—Noah —Emma me miró fijamente—. ¿Qué está pasando?

—Me había estado escondiendo en esta casa contigo —lo solté incapaz de guardármelo para mi mismo—. He estado escondiéndome entre tus piernas. He estado distrayendo mi mente con tu compañía —estallé y las lagrimas cayeron de mis ojos—. Mientras tenemos sexo, mientras tenga mi mente distraída en tu cuerpo, olvido toda la pena que siento. Olvido lo vacía que se siente esta casa sin mis padres.

—Noah...

—Incluso —la interrumpí—. Estos días me había olvidado por completo de mi madre. Soy un ser humano egoísta y repudiable.

Emma me abrazó.

Quede atónito ante su compasión.

—Lo sé —dijo—. Lo sé...

—Emma...

—Me duele —se despegó de mí y me miró con sus ojos irritados a puntos de llorar también—. Claro que me duele. Claro que me hiere. Pero lo sabía, desde esa noche del funeral. Lo sabía.

—¿Por qué lo haces?

Ella agachó la mirada arrepentida.

—Porque te quiero.

—Pero Emma esto no está bien —refuté.

—Eso también lo sé —ella levantó la mirada orgullosa de sí misma—. Por eso lloras, y por eso me duele aquí —señaló su pecho con las manos—. Pero cuando queremos a alguien hacemos cosas estúpidas ¿no?

Yo la abracé.

No merecía la compasión de Emma.

No merecía la empatía de Zoé.

No merecía a mis padres.

Merecía toda esta desolación porque en absoluto había sido una buena persona.

—Noah —Emma limpió mis lagrimas—. Se que debo irme y dejar que afrontes tus emociones, porque lo único que estoy haciendo es mendigar tu amor mientras otra chica viene a recordarte cómo es la vida real. 

—Zoé sólo vino...

—Porque la plantaste y seguramente se preocupó. 

—¿Eso piensas en realidad?

—¿Tú qué pensarías si yo estuviese pasando por mucho dolor y no aparezco a nuestra cita? 

Entonces comprendí la preocupación de Zoé y su insistencia.

—No importa... Yo debo irme —continuó diciendo con tristeza—. De todas formas es mi responsabilidad, yo quise venir, siempre ha sido mi entera decisión. 

—Yo... —no sabía que decirle—. No es tu culpa, no es tu responsabilidad. Soy yo quien está mal de la cabeza. 

Ella hizo una mueca sin muchas ganas. 

—Iré a arreglarme —susurró con una voz afectada.

Estaba completamente seguro de que, a pesar del emotivo momento, ella estaba siendo fuerte. Estaba guardando la compostura por mí, incluso en un momento de dolor que podría ser intenso como lo era para mi, ella estaba considerando mis emociones antes que las suyas y eso me molestaba.

Eso me estaba jodiendo de verdad. Quería que me gritara, que se enfadará, que me insultara, que me culpara. Ella estaba cargando todo, cargaba todo por mí. Y eso sólo me generaba más frustración. 

—¿Por qué diablos eres tan considerada?

—Ya te lo dije...

—Porque me quieres —agaché la mirada arrepentido. 

—Nunca olvides Noah —ella me levantó la cabeza con sus manos—, que hay muchos aspectos del amor. Y uno de ellos se manifiesta cuando antepones el bien de alguien más por encima del tuyo. Sea lo correcto o no. Es el amor en realidad, lo que nos hace diferente de todos los seres vivos. Porque cuando se siente, es por primera vez que pones delante de ti la existencia de algo más por encima de la tuya.

—Pues el amor es una estupidez.

—Lo es, pero nunca se lo digas a una madre —respondió con una risita en medio de esa mirada triste y dolida—. Y sabes, tú lo entiendes más que nadie en estos momentos.

—¿Yo?

—Sí, es por esa razón que te estas dejándote morir poco a poco. Esa es la razón por la que para ti es tan doloroso vivir en estos momentos.

Yo la escuchaba sin decir nada. Estaba perplejo. Delante de mí yacía una persona diferente a la que yo había construido mentalmente.

—Seguramente consideras que la existencia no tiene ningún sentido porque descubriste que vivir sólo tiene sentido cuando existen otras personas fuera de ti y sin ellas, nada se puede considerar vivo.

Las palabras de Emma me impactaron.

En que momento ella había adquirido tanto grado de consciencia. Desde cuando era tan absurdamente inteligente. La había estado subestimando todo el tiempo cuando era en realidad una persona tan impresionante.

—Yo sólo quería demostrarte que a pesar de eso. La vida sigue, y hallaras existencias tan valiosas que volverás a querer estar vivo. Pero, lamentablemente soy incapaz de ser más que una mera distracción a tu soledad en estos momentos. 

—Lo lamento —me disculpe. No contuve las lágrimas y lloré—. No quería lastimarte.

—Pero lo hiciste, esa es la terrible ironía de las relaciones. 

—Si no sintieras lo que sientes, no habrías corrido el riesgo de pensar que funcionaría.

—Y un día serás tu quien corra ese riesgo con otros, así como yo corrí ese riesgo contigo —dijo. Me dio un tierno beso en los labios y subió las escaleras.

Todo se sentía como una despedida definitiva.

Se sentía como si nunca más volviese a verla.

La culpa de olvidar, la culpa de lastimar, la culpa de no estar, todas ellas ardían dentro de mi mente y al interior de mi pecho. Un calor intenso que se expandía por todo el cuerpo y me obligaba a concentrarme para respirar.

No quería que Emma se fuera. Esa era la verdad.

No quería dejar de verla. Eso era lo que quería.

Pero recordé las palabras de Zoé aquel día en el hospital.

A veces, aceptamos tratos que nos perjudican por el miedo a perder el vínculo.

Entonces comprendí, que fuese amor verdadero o no, a veces las personas aceptan ser perjudicadas por miedo a perder el vínculo que los une. Aquel que ama más es el más débil, porque es quien se expone a ser controlado por aquel que no siente lo mismo.

El amor es una mierda. 

Me dejé caer de espaldas sobre la puerta principal y concluí que lo mejor para Emma era dejarla ir, aunque eso significará que iba a tener que enfrentar todo esta incertidumbre yo sólo. 

La Insoportable Existencial del Amor (+18)Where stories live. Discover now