52. Paseo

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Estaba en la habitación inspeccionando el lugar. Me senté en la cama y parecía ser más cómoda que la mía. 

—Podría acostumbrarme a esta vida —bromeé conmigo mismo.

Me dejé caer de espaldas sobre el colchón y saqué mi teléfono celular. Había recibido un mensaje de Emma hace ya un par de días.

"¿Qué decidiste?" decía el texto.

Lo leí de nuevo sin abrir el mensaje.

Aún no había tomado una decisión, y pensar en aquello solo me generaba más intranquilidad. Pero mi decisión debía tomarla a más tardar en una semana. En otras palabras, debía tomar una decisión al finalizar este viaje improvisado. 

"Mierda" pensé, sabiendo que se me estaba agotando el tiempo.  

Unos golpes en la puerta me sacaron de mis cavilaciones. 

—Sigue... —alcé la voz.  

La puerta se abrió y Helen asomó la cabeza.

—Hola Noah —dijo.

—Hola Helen.

—¿Te gusta tu habitación?

—Esta mucho mejor que la mía —admití—. Podría vivir aquí.

—Bueno, creo que eso está un poco difícil.

Ambos nos reímos. 

—Lamento lo de hace rato, se sintió un poco incomodo ¿cierto? —continuó ella.

Yo me reí.

—Era mucho más fácil cuando eramos pequeños. 

Ella río.

—¿Quieres dar un paseo? —me preguntó como con cierta precaución.

—Claro —respondí—. No tienes que ser tan precavida —le dije—. Nos conocemos hace mucho tiempo.

Ella asintió con la cabeza. 

—De acuerdo.

Ambos bajamos al primer nivel, donde pude ve a Zoé y Mai en la cocina.

—¿Qué están haciendo? —le pregunté a Helen que iba al lado mío. 

—Zoé preparará la cena y Mai parece emocionada preparando los cocteles que vamos a tomar más tarde.

Me pareció muy tierno verlas juntas preparando todo para la noche que se acercaba. 

Salimos por la puerta principal y caminamos adentrándonos un poco en el frondoso bosque, estuvimos caminando en silencio por varios minutos mientras bajábamos por un camino hecho de tierra.

Los árboles tupidos y enormes nos hacían sombra y cubrían todo el camino.  Se sentía fresco y diferente. 

—¿A dónde vamos?

—A ninguna parte en realidad —respondió ella—. Sólo caminamos.

—¿Estás bien? —quise saber, todo me pareció muy raro e incomodo.

—Sí —respondió—. Llevamos tiempo sin hablarnos.

—Sí, lo siento —respondí—. Todo es muy raro y repentino —confesé.

—Zoé me contó todo lo que te ha pasado —Helen iba adelante de mi, podía ver su esbelto cuerpo moverse con una exactitud que parecía de pasarela—. Y yo fui quien le propuso traerte aquí.

La Insoportable Existencial del Amor (+18)Where stories live. Discover now