48. Viajemos

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Habían pasado más de tres días desde la última vez que vi a Zoé y Mai, desde lo que sucedió en la cocina. Y no me había decidido visitarlas, porque me sentía avergonzado. Era como si de pronto, Zoé hubiera podido leer mi mente, y hubiese descubierto que aún no la he olvidado, que me muero por besarla, y aún peor... 

¡Que aprovecharía cualquier oportunidad para hacerlo!

¡Carajo! 

Y luego... bueno... Estaba Mai, quién con su reacción sentí que me estuviese reprochando algo.

¿O todo estaba sólo en mi mente?

—¡Ahhh! —me agarré del cabello—. ¡Deja de pensar estupideces! —me reproché en voz alta—. Respira...

Hice varias respiraciones profundas y trate de dejar ir el pensamiento obsesivo que estaba poniéndome los nervios de punta.

—Parece que si puedes estar días sin estar agarrándote la salchicha.

Di un brinco en la cama horrorizado. 

—¡MAI! —la hermana menor estaba en el marco de la puerta con una sonrisa pervertida—. Voy a tener que ponerte un maldito cascabel. 

Ella se carcajeó de risa. 

—Al menos sabemos que no todos los días andas agarrándote la salchicha. 

Me avergoncé de inmediato y me sonrojé.

—No vas a olvidar eso nunca... ¿verdad?

—Será difícil olvidar algo tan... —y se detuvo abruptamente. 

Ambos nos quedamos en silencio y ella se percató de que su chiste iba a ser demasiado grotesco o un terrible mal entendido. 

Bajamos la mirada avergonzados al mismo tiempo.

—Así que es difícil de olvidar... —dije con curiosidad. 

—¡Cállate! —me reprochó—. Era un chiste tonto —y vi como sus mejillas se ruborizaban completamente. 

Esta vez me reí al ver como la situación se había cambiado a mi favor. 

—Un chiste difícil de olvidar parece —presioné. 

—Con qué sigas presionando con eso, podrá parecer que estas acosando sexualmente a una joven menor que tú —fijo su mirada fría en mí— ¿Querrías eso? 

Palidecí ante la acusación.

Me devolvió a como un rumor acabo con mi reputación hace tanto tiempo. 

No dije nada. 

Ella quiso aliviar el momento que se había puesto muy tenso de repente. 

—Ahora que quedó claro vístete y prepara una maleta.

—¿Qué cosa?

—Prepara una maleta, nos vamos de viaje.

—¿Y cuándo dije que a iría de viaje contigo?

—¿Entonces no irás? —se acercó para encararme con sus ojos serios.

—Pues es algo muy repentino —me defendí—. Ni siquiera sé como es que puedes entrar a mi casa.

—Soy una delincuente en potencia —respondió—. ¡Irás o no! —alzó la voz con determinación. 

—No me parece una buena idea —susurré.

—Entonces bajá y díselo a Zoé. 

—¿Zoé esta aquí también? —me sorprendió que ella también hubiese allanado mi casa. 

—Sí, estamos esperando que prepares tu maleta para irnos —respondió ella y me dio la espalda—. Pero si no vas a ir, debes decírselo tú mismo. 

—¿Ella quiere que vaya? 

Mai no respondió, simplemente giró su cabeza para mirarme pero esta vez su en sus ojos había rabia. Como si mis palabras la hubiesen lastimado de algún modo. Luego, frunció los labios como reprimiendo algo que quería decir... y simplemente desapareció.

Me deje caer en la cama de nuevo, y resople. 

¿Qué le pasaba a esta chica?

—Y si vas a ir, será mejor que empaques un traje de baño —me interrumpió Mai de repente.  Y volvió a marcharse.

¿Traje de baño? pensé. 

Imaginar a Mai y Zoé en traje de bañó fue la única razón que necesite para persuadirme.

—Quizás lo mejor para mi es hacer un viaje —susurré sonriendo en la cama. 

La Insoportable Existencial del Amor (+18)Where stories live. Discover now