Capítulo 3: Vete

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—Cambiando de tema, ¿qué tienes en mente para tus vacaciones?

Tome de nuevo mi móvil y me encogí de hombros.

—No tengo nada en mente.

—Ay, cariño, si a ti te encanta planear este tipo de cosas. —Empezó a jugar con mi cabello. —Sé que estos últimos meses no han sido los mejores, pero quiero que salgas y te relajes.

—Voy a estar bien ma, no te preocupes. Me relajaré aquí.

—¿Y pasártela encerrada en tu cuarto como estos últimos días?, Ningún, ningún. —Volteé a mirar a mi madre ahora de pie, con los brazos cruzados. —Yo había estado pensando en...

Oh, oh.

—En... —Le hice seña con la mano para que continuara.

—Yo creo que deberías pasar el verano en casa de Susy.

Mmm, debí sospecharlo.

—No, no y no. —Negué volteando a ver mi móvil otra ves. — Es que solo de imaginarlo me da cosita. Me niego rotundamente. El sol me va a arruinar la piel. —Mi mamá tuvo la audacia de poner los ojos en blanco. —Sin hablar del agua, que seguro me resecará un montón el cabello. Además, ¿qué voy a hacer allá? Es pura agua y arena.

—No lo puedo creer. Estamos hablando de la casa de tu tía Susy. La playa, la arena y el sol eran justo tus cosas favoritas de allá. Recuerdo que amabas ese lugar y llorabas cada que terminaba el verano y tenías que volver. Tus primos y amigos de allá lo eran todo para ti. Además, sabes que hay un millón de actividades para hacer. Jamás te aburrirías allá.

—Ya pasó mil años de eso, ya crecí y me hice otro mundo aquí. Además, seguro que nada allá es igual... y de todas maneras no me importaría porque olvidé casi todo.

—¿Casi todo?

—Mamá. —La mirada de advertencia que le lancé fue totalmente ignorada.

—Lo siento, es que no puedo olvidar ese niño del que estabas tan enamorada.

—Era una niña.

—Ajá, pero en ese entonces te enojabas conmigo porque te decía justo eso cuando me preguntabas si podías casarte con él. —A este punto no sabía si ella estaba hablando o riéndose de mí en mi cara. —Te ponías como loca cuando llegaban las vacaciones porque ibas a verlo, y llorabas a mares cuando volvías porque no lo verías por todo un año.

—Era una niña. —Me acosté del todo y volví a tomar mi móvil, con toda la intención de ignorar lo que decía mi madre, cosa que era imposible.

—¿Cómo es que se llamaba?

Por supuesto no conteste.

—Era algo como... ¿Justin? —fruncí el ceño en total señal de reprobación. —No, ese no era. Era Lucas... o Lenso. No me acuerdo.

—Eso no importa, mamá.

—No pero, volviendo a lo serio, si creo que te haría bien ir. Susy y los chicos te extrañan muchísimo, lily. Además de que estoy segura de que es todo lo que necesitas ahora mismo. Algo diferente a lo que haz estado haciendo últimamente. Te vas a divertir, créeme.

El suspiro que solté fue mucho más dramático de lo que esperaba. La conocía, no lo iba a dejar estar.

—Siempre puedes regresar si no te estás sintiendo bien, sabes que si.

Mi mamá en serio estaba jugando sus mejores cartas.

—Pero estoy segura de que vas a estar bien, y yo también al saber que estás en las mejores manos. —Se me quedó mirando con esa sonrisa de que no me dejará en paz hasta que le diga algo.

—Lo voy a pensar.

—Mucho mejor. —Luego de eso me babeo toda la cara con sus besos y se fue.

Yo me quedé tirada en la cama, mirando el techo.

Hasta que el verano nos vuelva a juntar Where stories live. Discover now