Capitulo 17: Soluciones

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—¿No acostumbras llevarlo suelto? —Le pregunté, dejando mi móvil sobre el mostrador.

Levi acababa de despachar a un cliente.

—Últimamente me lo recojo. —dijo, mientras acomodaba algunas cosas que había sacado para mostrar a la persona que se acaba de ir. —No me gusta mucho como se ve cuando lo suelto.

Le quedaba muy bien. Yo lo vi ayer con el cabello suelto.

—¿Porqué lo dices?

—No estoy muy seguro, solo que se ve raro. Creo que no lo cuido y por eso está algo maltratado. —Se encogió de hombros.

—¿Me dejas verlo? —Si alguien sabía del cuidado de cabello, esa era yo.

—¿Me lo suelto? —Preguntó, llevándose la mano al gorro.

Yo asentí. Mis manos cruzadas sobre el mostrador.

Él se quitó la gorra y varios mechones cayeron sobre su rostro. Luego se quitó la goma sostenía el resto de su cabello, y ahora si, todo su rostro y cuello estaban cubiertos.

—No, déjalo así. —Lo detuve justo cuando su mano estaba entre las hebras para empujarlo todo hacia atrás. Pero bajó la mano otra vez.

—¿Qué dice la experta? —Me preguntó al ver que lo observaba detalladamente.

—Date la vuelta.

Podía ver el problema, ahora con el pelo seco.

—Son las puntas. —Le dije con toda seguridad. —Están abiertas y disparejas. Necesitas un corte.

—Es lo que iba a hacer...

—Un corte de puntas, Levi. No es necesario que te cortes todo el cabello por eso.

Él se rió.

—Bueno, gracias por el diagnóstico entonces.

—Lo puedo cortar por ti.

¿Qué estoy diciendo?

—Eso no estaría mal. —El asintió. —Si tú cortas el tuyo y está así de bonito, no creo tener de qué preocuparme. Pero en caso de que me hagas una masacre en la cabeza, lo cortaré como tenía planeado.

—No te voy a hacer ninguna masacre. Sé de lo que hablo. —dije, muy digna.

Él iba a hablar, pero las voces a mi  espalda hicieron de nuestra atención se desviará.

—¿Ya terminaron las clases? —Pregunté, algo sorprendida.

—Así es. —Respondió Levi. —Están empezando y son pequeños, una hora diaria es más que suficiente.

Volví a mirarlo, dejando atrás al grupo de niños, que se dispersaba, quedando unos cuantos que hablaban con Anthony. También estaba ahí Julie y una chica más que no alcanzaba a ver bien, porque estaba de espaldas.

—Si, Lilisent. —Ya se estaba atando el pelo otra vez y colocándose la gorra al revés. —Llevas una hora aquí conmigo.

Que rápido pasa el tiempo aquí.

—No me di cuanta la verdad. —Me encogí de hombros.

—Suele pasar, cuando estás con alguien muy encantador. —Soltó, y luego se rió de su propio comentario. Haciéndome reír en el proceso.

—Solo te falto el guiño y hubiera sido perfecto. —Me burlé.

—Si, si, búrlate. Pero, a propósito de guiños, ¿Ya aprendiste cómo hacerlo? —Me mostró todos los dientes cuando vió que la sonrisa mía se borró en cuanto dijo eso. —Sigues sin saber.

—Oh, por favor, ni que saber guiñar un ojo fuera la octava maravilla del mundo. —Puse los ojos en blanco cuando se rió de mí.

—Yo si creo que luzco maravilloso cuando guiño. —Soltó eso y para rematar lo probó haciendo un guiño asquerosamente perfecto.

—No te soporto. —Pero no podía parar de reír porque lo volvió a hacer, solo que esta vez con el otro ojo.

—¡Ya estamos de vuelta!

Volteé al escuchar a mi prima. Sonaba muy animada. Se acercó hasta apoyarse de la barra. Anthony me saludo chocando el puño conmigo y sin esperar mas, se metió por una puerta que había a un lado de la tienda, y segundos después estaba del lado de Levi, pera volver a perderse por otra puerta.

Alguien más se apoyó a mí otro lado, y volteé para ver que era la otra chica que estaba al lado de Julie.

—Hola, guapo. —Sus ojos estaban clavados en el chico parado frente a mí.

Hasta que el verano nos vuelva a juntar Where stories live. Discover now